jueves, 19 de septiembre de 2013

La Huída

Quería escapar inmediatamente, salir de ahí lo más pronto posible, salir a correr, normalmente lo hacía con calma unos 4-5 km como parte de mi día para terminar de cansarme, esta vez corrí con furia, no se cuantos kilómetros fueron, salí del consultorio a medio día, llegué a mi casa, me puse un par de tenis y mis shorts de atleta y así sin más salí a correr, no tenía rumbo fijo, sólo corrí, el sol más intenso que otros días pegaba fuerte en mi cara sacando gruesas gotas de sudor de mi frente, no quería pensar, sólo correr, sólo quería sentir el golpeteo del pavimento bajo mis pies recorriendo mi cuerpo hacia mis rodillas, subiendo a mis caderas, expandiéndose por mi torso para concentrarse otra vez en mis clavículas y de ahí bajando a mis brazos que se movían tan fuerte como mis piernas, nunca había corrido tan rápido, nunca había corrido tanto tiempo, sólo quería correr, creo que en el fondo quería escapar, huir de esta noticia que no entendía bien a bien, huyendo de ese resultado que no quería entender, que no podía aceptar.
 
Corrí hasta caer de dolor, fueron más de 3 horas a un paso intenso, había terminado al otro lado de la ciudad, paré por que no podía más, el dolor en todo el cuerpo por fin había invadido mi cabeza, me encontraba aturdido, no sentía más que las punzadas de dolor que iban de mis pies a mi cerebro, caí rendido con mis rodillas al piso, así estuve unos minutos, la gente que pasaba me veía extrañada, por fortuna traía mi celular y en mi aturdimiento logré marcar el número de mi madre, mi hermano contestó y media hora después ya estaba llevándome a casa, afortunadamente no preguntó nada, me acompaño hasta la puerta del departamento y me dio un fuerte abrazo, nunca hemos tenido muestras muy grandes de cariño pero algo lo impulsó a ese gesto que intuyó necesitaba. Cerré la puerta y directo a la cama, dormí hasta el medio día siguiente, no quería despertar, no quería pensar pero el hambre y una ansiedad que no había conocido hasta ese momento me invadió, arranqué del refrigerador unas rebanadas de jamón y una fruta y otra vez a correr, no podía, no quería dejar que esta realidad entrara a mi mente, no sabía que hacer con ella, quería borrarla y sólo se me ocurría correr para llenar mi cuerpo y mi cabeza con el dolor en mis piernas y músculos, que nada más pudiera ocupar mis pensamientos.
Pasaron un par de meses en que no podía más que correr, una ansiedad por hacer todo rápido me invadió: salía hecho un bólido rumbo al trabajo, manejando con desesperación rebasando límites de velocidad, esquivando autos, pasándome señales preventivas, desesperándome al toparme con luces rojas en los semáforos, me convertí en una máquina workahólica en el trabajo, sacando pendiente tras pendiente, logrando meta tras meta en tiempo record, mi capacidad de concentración se volvió extraordinaria, no quería pensar más que en lograr los números a como diera lugar y lo más rápido posible, trabajando aún los fines de semana sin descansar, todo con tal de evitar pensar, salía del trabajo disparado rumbo el Gimnasio y después a correr, correr sin parar, correr y no sentir más que el aire y el dolor en mis piernas, correr y no pensar, correr y no saber, correr y no aceptar, correr y evadir.
Después de un par de meses de todo este correr, inevitablemente llegó el colapso, una gripa inofensiva en tres días se convirtió en neumonía, tanto ejercicio me había hecho perder ya 5 kilos que no me sobraban, mi cuerpo estaba exhausto y finalmente me invadió la realidad, no quería aceptarlo pero ahí estaba encerrado en cuatro paredes, postrado en una cama de la cual no podía levantarme por falta de fuerza, una gran piedra se postraba encima de mí, y mis piernas no respondían, no podía correr, no podía huir. No pude con la angustia de mi Madre y mi hermano, no podía con la mía propia y ya no pude contenerme más, la presencia de mi familia me sirvió de muro de contención para chocar y destrozar mi resquebrajado corazón:
“Mamá, Tengo Sida”
 
Salieron de mi boca esas palabras y ya, una gran liberación, las ganas de correr desaparecieron, sólo esas palabas y ya, una gran paz me invadió, creo que a mi madre y mi hermano les pasó lo mismo, noté como se desvanecía la tensión en su mirada y en sus hombros mientras se aventaban a mi cama para abrazarme, el llanto de mi madre se acompañaba de un “Te quiero mucho mijo” repetido incesantemente, el persistente silencio de mi hermano seguía intacto acompañado de una respiración profunda mientras nos abrazaba a mi madre y a mí y yo ahí, fundido en los brazos de estas dos personas que me han acompañado toda mi vida, recordé tantos momentos a la vez, tanta felicidad que me habían dado, recordé a mi padre que falleció hace algunos años, recordé quien era y que estaba aquí, la seguridad de estos brazos me devolvió la paz y haber aceptado esta gran piedra que venía cargando fue un salto hacía la libertad, la bajé de mis brazos y la puse junto a mi, pude sentir como se iba haciendo chiquita desinflándose hasta quedar en una pequeñísima piedra negra, me figuré que lo tomaba en mi mano y la ponía en mi bolsillo, ahora está pequeña roca me acompañará toda mi vida, pero no me detendrá, no podré huir de ella, siempre va a estar ahí, ya no es esa enorme roca que crecía y rodaba veloz persiguiéndome, esa roca de la cual huía corriendo. Ahora es una piedra que tengo que cuidar, imagino que a veces la traeré en el zapato molestando, otras apacible en mi bolsillo, Así es esto, no puedo huir de ella, no me conviene huir de ella, no la puedo dejar crecer otra vez y que me caiga encima aplastándome, ya no puedo huir, ahora camino con ella, camino sereno, ni más ni menos feliz. Solo así, yo y mi pequeña piedra negra. Yo y mi diagnóstico positivo.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

El Héroe (Todo va a estar bien)


“Todo va a estar bien”, dijiste con tu tono de voz lleno de seguridad mientras me abrazabas, una tranquilidad invadió mi desmoronado ser que se recomponía entre tus cálidos brazos. “Todo va estar bien” repetías pausadamente con tu tono tierno, más tierno que nunca, sólo acertaba a estremecerme con tu aliento en mi oído; lograste que dejara de importarme el mañana y sólo quería estar así por siempre, yo consciente de mi fragilidad, tu en tu tranquila fortaleza de serenidad y fe, los dos en este abrazo de profundo y sencillo amor.

Los dos sabíamos nuestro pasado, parte del cual habíamos compartido intensamente los últimos dos años, un huracán de fiestas con fines de semana interminables, intercambio de cuerpos sin nombre que usábamos cómplices para placer mutuo, un desenfreno de substancias químicas y naturales para desbordar nuestros sentidos, absortos en este hedonismo puro el cual compartimos desde el primer momento, no sabía si era amor, pero sabía que a primera vista había surgido algo entre tus ojos y los míos que no podía explicar, todo parecía fluir naturalmente, el frenesí incontrolable nos parecía de lo más normal, perseguíamos incansables un ideal de belleza y placer llevando nuestros cuerpos al límite de cualquier sensación con la seguridad de que siempre estabas tu ahí, con la seguridad de que siempre estaba yo ahí, nunca lo hablamos pero sabíamos que nos teníamos, nunca dijimos somos esto, pero sabíamos que éramos algo increíble, no podíamos explicarnos como había surgido pero era una magia indescriptible cuando estábamos juntos.

Tanto exceso tenía que dejar huella en nuestros cuerpos, recuerdo haberme sentido algo raro estos dos últimos meses, la energía en el gimnasio había bajado considerablemente, lo atribuía a haber terminado el ciclo de roids sin embargo tu seguías muy campante levantando pesos que yo ya no podía, ni siquiera concluía bien la rutina, luego ese resfriado ligero tuyo que me contagiaste convirtiéndose en mí en una gripa que me tumbó en cama 3 días con fiebres alucinantes, después vino esa semana de diarreas matutinas inexplicables, como había cambiado de dieta pensé se debían a la leche entera que agregué para mantener mi peso, también había perdido el apetito y me obligaba a comer, no iba dejar que el esfuerzo del gym se viniera abajo desinflando mis piernas y hombros que tanto te gustaban.

Así llegó el día de la Fiesta Blanca, no tenía muchas ganas de salir, la verdad es que un ligero dolor de cabeza me hacía preferir quedarme en casa a ver películas, pero la habíamos esperado ansiosos, era el evento del año y no hacías más que hablar del tema, 24 horas de beats y luces intensas, el culmen del desenfreno, un mar de cuerpos sudorosos vestidos de blanco, que conforme subía el calor de la noche se iban despojando de camisas para mostrar el triunfo de la vanidad, la mayor concentración de músculos y esteroides por metro cuadrado del país y sí, también un flujo interminable de substancias químicas y naturales, prohibidas claro, para los gustos y ánimos de cualquier junkie, de los cuales tú y yo éramos de los más intensos. Lograste ver mi desánimo, pero te dije: “no importa, una tacha y me aliviano”, ofreciste no salir, pero habíamos planeado y gastado mucho dinero en esta fiesta, ahora reparo que era para recaudar fondos para un albergue de enfermos de Sida, la verdad en los 5 años que había ido nunca me había importado, ni siquiera sabía el nombre de la asociación, sólo me importaba estar en el centro de la pista y ser el blanco de miradas lascivas, sólo me importaba percibir el olor del deseo extrapolado por las drogas y bailar, bailar, bailar...

Recuerdo que hace dos años nos conocimos ahí, en esa misma pista, terminamos esa noche como a las tres de la tarde del día siguiente, exhaustos tomamos el camino a mi casa y sólo acertamos a llegar a dormir, nunca fue tan increíble el trivial hecho de dormir, tu cabeza en mi pecho y tus anchos brazos en mi cintura, y por primera vez ese estado de perfección que me haces sentir, esa misma fiesta donde empezó nuestra historia, ahora fue punto de quiebra entre tu y yo. Las drogas me dieron una sensación de ligereza borrando el dolor de cabeza, estaba un poco "ido" pero me parecía normal, tu no parabas de hablar con un nerviosismo incontenible, raro en ti; me llevaste al centro de la pista y de repente me viste muy fijamente a los ojos, tomaste mi mano y de tu bolsillo sacaste un anillo, lo pusiste en mi dedo y dijiste acercándote a mi oído: “quiero que vivamos juntos”, no sabía si había entendido bien, pero las piernas se me doblaron, te abracé mas fuerte que nunca y te dije sí y en ese abrazo poco a poco fui perdiendo la consciencia, las luces de estrobos y lásers empezaron a fundirse convirtiéndose en una sola muy intensa, tu voz a lo lejos llamándome acompañada de murmullos y de repente nada, sólo el aire tibio martilleando en mi torso desnudo, y esa intensa luz…

Desperté cuatro días después en terapia intensiva, lo primero que vi fue tu rostro sereno a través de la ventana y leyendo en tus labios esa primera vez que decías: “todo va estar bien” tu sonrisa como siempre lo iluminaba todo, parece que en esos cuatro días te habías dedicado a conquistar a las enfermeras que me hablaban como si me conocieran de siempre: “No se le han despegado un minuto joven, se ve que lo adoran” me decían una tras otra, una de ellas te dejó entrar de contrabando a que me dieras un beso, lo cual hiciste tan dulce en la mejilla, siempre había estado expuesto a tu lujurioso ímpetu y ahora veía un hermosísimo y tierno tu. Mi madre te adoraba más que nunca viéndote siempre ahí con palabras de consuelo para ella y un fuerte apretón de manos para el serio de mi padre. Ese mismo día me pasaron a piso y otros cuatro días después me dieron de alta, me sentía muy débil y mi imagen en el espejo me lo confirmaba, había bajado un poco la presión en el pecho al respirar, pero una extraña palidez me había invadido borrando mi bronceado de cama uv  y las ojeras se encajaban en mi rostro enflaquecido, siempre perdía uno o dos kilos en esas noches de 24 horas, pero ahora le calculaba al menos unos 5, el doctor nos esperaba en su consultorio antes de darme de alta, me llevaste en la silla de ruedas haciendo ruidos de motor rebasando enfermeras y doctores por los pasillos, llegamos con el doctor que nos estaba esperando en la puerta con un rostro muy serio diciéndote: “espérenos afuera”, le dije que no importaba, completaste con un “Soy su novio” (¡NUNCA lo habías dicho!), tomé tu mano y te hice pasar conmigo, el doctor hizo una mueca de resignación, y empezó:

“Tu situación es digamos grave, pero puedes salir de ella, el golpe de calor que te hizo perder la conciencia fue por las drogas pero se vio agravado por una infección en tus ganglios linfáticos y en tus pulmones que no sé por qué no habían mostrado síntomas antes, te hemos hecho varios análisis y pues aquí están lo resultados”

Me extendió tres sobres los cuales abrí sin saber que me esperaba, El primero era una prueba Elisa que decía Reactivo, quedé mudo, no estaba seguro de lo que significaba pero recordaba alguna conexión entre Elisa y SIDA, apenas pude pasarte la hoja, la leíste con calma, siempre me había parecido que te tomabas todo a la ligera y lo comprobaba una vez más, a veces me caía gordo eso de ti, pero en este momento se volvía una virtud, volviste a decir “Todo va estar bien” mientras ponías tu mano en mi hombro, el doctor te pidió los sobres y mencionó:

“Tu cuadro infeccioso nos parecía algo raro, por los ganglios sumamente inflamados decidimos hacerte una prueba con el consentimiento de tus padres (nos esperaban afuera para llevarnos a casa) La prueba Elisa salió Reactiva, lo mismo la prueba de confirmación (Blood Western), eres VIH Positivo, te hicimos otras pruebas para ver en que estado te encuentras”, yo estaba pasmado, no entendía bien lo que decía: “Tus células CD4 salieron en 279, tu Carga Viral es de 95 mil copias, debes ir a un CAPACITS cuanto antes para que te digan que tratamiento llevar, te voy a pasar los datos de una Doctora Amiga mía, ella te pude ayudar, y usted joven creo que también es necesario que se haga una prueba, aunque se sienta bien puede usted ser portador”

En cuanto se empezó a referir a ti se soltó el borbotón de llanto con un “no, tu no” lleno de tristeza, la perspectiva de que tu enfermaras y más el que fuera mi culpa terminó de romperme,  fue entonces que me abrazaste “Todo va a estar bien”, dijiste con tu tono de voz lleno de seguridad mientras me abrazabas, una tranquilidad invadió mi desmoronado ser que se recomponía entre tus cálidos brazos. “Todo va estar bien” repetías pausadamente con un tono tierno, más tierno que nunca, sólo acertaba a estremecerme con tu aliento en mi oído; lograste que dejara de importarme el mañana y sólo quería estar así por siempre, yo consciente de mi fragilidad, tu en tu tranquila fortaleza de serenidad y fe, los dos en este abrazo de profundo y sencillo amor.

Afortunadamente saliste “No reactivo” dos pruebas Elisa y una más tres meses después con el mismo resultado. Para mi Efavirenz por la mañana y por la noche. Tu infinita paciencia me hizo más llevadero el pánico que me envolvió en estos primeros meses, no sé que pasará mañana, pero espero que esta noche me vuelvas a decir “Todo va estar bien”, como lo has hecho cada noche desde ese día mientras me abrazas,  creo que todo está bien, eso siento cada que me acompañas a mis citas. Todo está bien, es lo que siento cada noche y cada mañana cuando me recuerdas “Tu pastilla, amor”. Todo está bien y yo en tus brazos, durante dos años nunca hablamos de tu y yo ser algo, sólo lo fuimos, viviendo desquiciadamente pudimos encontrar esta paz que solo tú y yo sabemos entender, eres mi héroe, no me dejaste caer y aquí estoy yo entendiendo, que todo puede cambiar, que somos resultado de nuestros actos, que una situación difícil se puede tomar para bien, no sé si tengo plena consciencia de lo que esto significa ahora y lo que puede significar mañana, parece que tampoco la tienes tu, pero estamos aquí los dos compartiendo ahora en esta monogamia de la que tampoco habíamos hablado y aquí estamos disfrutando yo de abrazarte y hacerte de comer, tu de cuidarme y decirme todas las noches “Todo va a estar bien”.

Dedicado a esos dos hermosísimos exnovios que quisieron estar conmigo en parte de estos 5 años a pesar de todo y a pesar de mí. Los AMO =).

miércoles, 4 de septiembre de 2013

El Viaje


Creíste que no te iba a pasar nada, pensaste que ibas a lograr pasar por el inmenso pantano sintético sin si quiera una pequeña mancha en tu atesorada blancura, ¿Que tenías en la cabeza? Lo peor es que ni siquiera veías la asquerosidad que rodeaba todo lo que hacías, parece increíble que no percibieras el olor a mierda de esos arrabales dorados en los que te refundías, El pestilente tufo a podredumbre que destilaban tus poros cada fin de semana infinito que hacías durar de jueves a domingo.
Se te hacía tan fácil, las luces brillantes, cuerpos perfectos bailando desaforados, el sexual olor del sudor destilado por el asfixiante calor artificial, ese mundo de colores y amor infinito que producía una pequeña capsulita, bueno... una, dos, tres... rayas blancas, "k", ácidos, y todo un coctel de artificios a los cuales jamás decías que no. Y Tu tan despreocupada en tu nube de "felicidad" comprada, no te diste cuenta que iban cayendo como moscas los que llegaron antes que tú, ni siquiera es que lo fueran haciendo poco a poco, uno tras otro, muchos de pronto, todos iban cayendo, algunos en hoyos oscurísimos, fríos, llenos de soledad e impotencia, hoyos sin salida de 3 metros de profundidad, otros en trampas tejidas por sensuales arañas que pronto se convertían en brujas atándolos entre problema y problema hasta desquiciar sus mentes pequeñas.
 
¿Sabes? Hubiera sido más fácil, si hubieras tenido el valor ese día, pisar el acelerador a fondo en tu noche de euforia, así como vas, hasta el fondo, lo estabas deseando, al fondo y volar, hasta el cielo, al infinito, al fin del mundo y más allá, entre estrellas y música disco, bailando “En la ola blanca” subiéndote hasta la cresta de la ola de viento y ¡paf! volar para siempre,
Probablemente hubieras llegado al cielo, llevándote de paso un par de cristianos, pero que más dá, tendrías compañía, tu tan rodeado de gente siempre, sintiéndote tan solo siempre. Dicen que el cielo es la última imagen que uno ve, y tu estabas viendo las estrellas, los focos multiplicarse en infinito, 3ra y 4ta dimensión sensorial, voces de divas pop con beats trance, olor a feromonas y maple, labios de fresa y miel de muchas bocas y cuerpos besados en esa noche de domingo que empezaste el jueves, ¿Qué te detuvo? ¿El miedo a perder tu vida? ¿Cuál vida? ¿La que tratas de olvidar los fines de semana? ¿Esa que inevitablemente regresa a ti con su pesada aburrición las mañanas del lunes?¿Por que no pisaste a fondo? Parecía divertido…, pisar a fondo y volar, ¿creías que te faltaban muchas cosas por vivir? ¿Qué cosas? ¿Vivir? ¿Sentir? Si no estás dispuesto a nada más que alimentar tu vanidad, ¿De verdad lo creías?, eres un imbécil, hubiera sido mejor que pisaras el acelerador, bien a fondo, liberar los frenos, tomar vuelo en el puente y ¡paf! Volar…, de todos modos perdiste el control, de todos modos no supiste que pasó, sólo un gran golpe, la visión enrojecida, las manos cubiertas por ese líquido viscoso y sólo un poco de fuerza.

Ahora estás aquí: ...perdido, en un viaje sin sentido, sólo acertaste a orillar el auto con la fuerza que le quedaba al motor y la poca fuerza y cordura que te quedaban a tí, sólo acertaste a detenerte y esperar a que todo pasara, sigues esperando que pase y ahora has destrozado tu pequeño paraíso, de ser el sol de tu pequeño mundo, te has vuelto una inmensa y pesada piedra, por que no pisaste el maldito pedal!, era el momento perfecto!, ¿qué te hacía pensar que todo podría estar mejor? Ahora estás aquí perdido, deformado,  tu hermosa blancura se ha tornado en ese amarillento color del encierro, tu mente atrapada en absurdos y sin sentidos, tu otrora hermoso cuerpo cincelado por esteroides y horas en el gimnasio está atrapado, inmovilizado en una maldita silla 24/7, respirando sin sentido, repitiendo sonidos guturales, tratando de cantar esa última rola que quedó grabada en tu mente una y otra vez, esa voz de mujer diciéndote: “todo va estar bien”, volviendo loco a todo tu entorno, volviéndote loco tú, atrapado en esa nube turbia de luces y sonidos atormentando tu desquiciada mente y tu atormentado sentir.