De repente atrapas todos mis pensamientos, no, no quiero que te conviertas en todo lo que soy, no quiero que llenes cada segundo de mi vida con la ansiedad y la angustia que me provocas, no, no quiero que te conviertas en mi motor para estar bien tratando de alejarme de tu fantasma.
Al principio entraste en mí como una incógnita, el miedo da saber si yo podría tenerte dentro, me aterraba que te escabulleras entre barreras de látex y las veces que llegaban a caer al suelo cediendo al calor de esa piel desconocida, pero te pensaba tanto que parecía que te quería conmigo, vivías ya en mí en esa angustia de no saber si ya estabas conmigo y a pesar de eso no podía parar, dos negativos y la tercera fue la vencida, quizá te necesitaba conmigo, pero no, tú no eres yo.
Me niego a pensar en ti y al final aquí estoy contigo en mi cabeza, ahora eres algo que quiero vencer, quizá eres el vencerme a mí mismo, romper con todo este autosabotaje y vencerte, vencerme, lograr trascender por encima de ti, por encima de mí y de todo eso que no me gusta pero me es imposible evitar, todo mi dejar las cosas al final, todo mi evadirme entre substancias y caricias vacías, esos sueños e historias que invento para sedarme y evadir mi aburrida realidad que ni siquiera puede ser triste ni dramática, y quizá por eso estas aquí, pero no, tampoco tu trajiste drama, no has pudiste romper la burbuja de protección en la que he crecido y lograste que tuviera uno de los momentos donde más amado me he sentido.
Ahora eres algo por lo cual vivir, vivir para vencerte, NOOOO, no quiero que seas mi motivación, pero eso eres, vencerte, demostrarte que a pesar de todo y a pesar de mí, te estoy ganando, puedo contra ti, y a pesar de llevarte dentro de mí no podrás detenerme, no me impedirás sentir esta gran intensidad que quiero hacer estallar.
Quizá si eres yo, ese yo tóxico que me autoflajela, que adora tomar tantos y tantos riesgos, llevar todo al límite bordeando el filo del barranco, saltando en puntas y dando giros vertiginosos bailando hasta el amanecer hasta quedar exhausto y de repente despertar junto a un cuerpo del que no pregunte el nombre.
Quizá si eres un poco yo, esa sensación de que no merezco esto, que a pesar de todo tengo tanta suerte, ya ves, estás en mí y no me has hecho daño como a tantos otros que te has llevado, tan tristes esas ausencias, tan tristes esos destinos, quizá les ganó el miedo, quizá yo no te lo tengo. Mis ganas de doblegarte hasta hoy han podido detenerte, estás en mí pero no te siento y no te quiero sentir, solo has sido una sombra que tengo que vigilar cada 3 meses, que trato de alejar bailando hasta quedar exhausto y no tener fuerza ni para pensar en ti.
Así quiero que te quedes, escondida en mi sombra, tu obscuridad es la contraparte que necesito para encender mi fuego, esa pasión que siento cada que te recuerdo y siento que te destruiré, que te venceré, tu obscura presencia dentro de mí me hacen sentir poderoso, ya ves 14 años y yo sigo aquí, mejor que ayer, mejor que nunca. No, no eres yo, pero me ayudaste a descubrir que puedo llegar al fondo y salir de ahí, que puedo seguir con los pies en el fango pero mi cabeza está arriba viendo la luz, que mis brazos son fuertes y puedo transformarme en un monstruo de fuego, desataste la furi
a necesaria para correr e intentar alzar el vuelo, no tengo alas, pero tengo tantas ganas de volar que lo lograré, no te puedo sacar de mi pero te puedo doblegar, te puedo vencer, quizá mañana me ganes tú, pero hoy, yo soy quien manda en mi cuerpo y en mi corazón.
Finalmente llegará el momento, quizá no seas tú quien me gané, quizá sólo sea que el fuego de repente se apague, y en ese momento quiero que alguien me recuerde con una sonrisa mientras toma mi mano y se lleve estas ganas de vencerte, espero todavía estar mucho tiempo aquí, y poder lograr levantar ese vuelo que tanto deseo, sigo corriendo, cada vez más fuerte, quizá si acelero más lo podré lograr, No eres yo, no me detendrás, algún día estaré volando, ya lo verás ;).
PD. Un abrazo inmenso a mi Mamá que me ha acompañado en estos 14 años de diagnóstico. Otro abrazo muy fuerte a aquellos que si te has llevado, siento tanto no haber podido estar más cerca.
Antes de leer esta guía ten en cuenta que esta es una
visión personalísima del autor (Osea yo: Ciego Positivo), ¿pretende ayudarte?
si, pero está basada exclusivamente en mi percepción, no pretende ser un
documento científico ni nada por el estilo.
Hace más de 5 años me diagnosticaron con VIH, estaba
en el mejor momento de mi vida (y sigo en el mejor momento) viendo todo en retrospectiva
creo que pude reaccionar de otra manera, tantos mitos y tantas fantasías acerca
del virus además de relaciones personales muy intensas me destrozaron
literalmente el alma, fue tan profundo el pesar que sentía que me dolía todo,
absolutamente todo. Espero que mi muy personal experiencia te ayude un poco a
superar el “trauma” inicial de saber que tienes VIH. Dividiré esta pequeña guía
en dos partes una sobre el trabajo interior y el fortalecimiento de tu
personalidad (Enfrentando la situación) y otra sobre acciones directas respecto
a la salud (Muévete).
Enfrentando la
situación:
1.No tengas
miedo. Después de 5 años te puedo decir que no es para tanto. No lo voy a
negar, he visto casos que han concluido en muerte o en un padecimiento
prolongado en el hospital, pero estos casos han sido de gente que (me duele mucho
decirlo) no se atendieron, gente que se quedó paralizada por el miedo, dejaron
que el pánico tomara las riendas y se ocupara de ellos. Estoy aprendiendo a no
juzgarlos pero es tan doloroso verlos porque sé que de alguna forma también
pudiera ser yo. Por otro lado también he visto casos de gente que estaba muy
mal al momento del diagnóstico o que tuvieron la mala suerte de pescar una efermedad oportunista y se han recuperado bastante bien, y gente que
lo ha usado como detonante y está mucho mejor que nunca en toda su vida.
2.Comenta tu
situación a alguien. Eso te liberará de esta carga emocional tan fuerte.
OK Es probable que tengas reacciones adversas, por ej. Yo se lo dije a mi novio
y su reacción durante 3 meses fue de total rechazo, me hizo sentir mierda, pero
también se lo dije a mis mejores amigos, a mi Mamá y a mis hermanos y su
reacción, ufff, no tengo palabras, fue increíble, como si cada uno de ellos
pusiera una pomada de una forma tan delicada y suave sobre mi corazón, sus abrazos
en esos días son cosas que nunca, nunca olvidaré, gracias a ellos conocí el
significado de amor incondicional. Sólo trata de ser selectivo con respecto a
quien se lo cuentes, obvio si tienes novio en ese momento es necesario que se
lo cuentes.
3.Tu NO tienes
la culpa. La culpa de esto la tiene un virus. Tu búsqueda imparable de amor, tu
desesperada necesidad de reconocimiento o tu simple calentura nocturna no son
los culpables de que estés aquí, es un virus, un maldito virus, hay miles
(millones) de personas con tus mismas carencias, necesidades, gustos y
comportamientos que no están en esta situación, hay gente que está aquí por que
así nació, esposas abnegadas y fieles, gente que siempre usó condón (hay que
decirlo: no es 100% seguro) gente que se contagió en su primera vez, personas
que hasta después de coger sin condón con miles se contagiaron, en fin millones
de casos diferentes, ninguno es culpable de haberse infectado, el culpable es
este maldito virus.
4.Busca ayuda profesional. Un trabajador
social con experiencia o un psicólogo te pueden a ayudar a sobrellevar este
momento. NO, no estás loco, no es que no puedas tu solo, pero se trata de
encontrar la mejor situación para uno mismo y alguien entrenado para ayudar a
enfrentar situaciones difíciles no viene mal.
5.Deja las obsesiones de lado. No te vas a
curar, no te vas a morir pasado mañana, tu mascota no te va a contagiar de enfermedades extrañísimas por respirar
enfrente de ella, no te vas a enfermar de gripe con el primero que estornude
enfrente de ti, no vas a contraer diarreas mortales por comer en la calle…
OBVIO te tienes que cuidar pero no te martirices ni dejes de hacer cosas, no
tienes que vivir en una burbuja. Tampoco pierdas el tiempo y el dinero buscando
curas mágicas. No sufras ni te dañes tu mismo buscando culpables pensando en
una venganza, de todos modos tu seguirás aquí, cómo yo, con el virus, mejor
aprovecha el tiempo en tratar de disfrutar cada minuto y cada segundo.
6. Vívelo en Grupo. En lo personal no soy el más fan
de esto, pero tengo amigos a los que les ha ayudado bastante, el sentido de
comunidad y de que no estás solo es de gran ayuda y también pueden solventar
las necesidades de atención que tenemos, además puedes obtener tips para tu
atención en la clínica de tu comunidad, generalmente en el CAPACITS o en el
IMSS saben de estos grupos o mientras esperas tu consulta le puedes preguntar a
alguien más.
7.Toma las riendas de tu salud. También toma
las riendas de tu vida, pregunta, investiga, responsabilízate, cuídate, quiérete
mucho, y decide con base en información fidedigna. Ni los doctores, ni las
trabajadoras sociales, ni tu familia son responsables de tu salud, como todo en
la vida, de ti depende estar bien con o sin VIH.
8.Ponte una meta. Ir a Europa, comprarte un auto,
independizarte, terminar la carrera, una maestría, bajar de peso, subir de
peso, ten en mente siempre algo que quieras alcanzar y trabaja en ello. un
motivo para vivir y que dependa en su mayor parte de ti, y cuando lo logres
ponte una nueva meta y así siempre ten en mente lograr algo material y
tangible. Metas como “Ser Feliz”, “Tener hijos”, “Casarme”, “Hacer el bien”
están padres pero son muy ambiguas o no dependen totalmente de ti, así que tu
esfuerzo se puede disipar o frustrar y en este momento es lo que menos
queremos.
9.Has Ejercicio. Te vas a
sentir mucho mejor ya que liberas endorfinas y tu perfil hormonal se equilibra dándote
un mejor estado de ánimo y optimismo, dormirás más y mejor por estar cansado y no sufrirás de insomnio que da pauta a sufrir
pensando y haciendo tonterías.
10.Automotívate. Todos los
días al despertar ponte enfrente del espejo y di a ti mismo cosas bonitas,
Ponte una canción motivadora y positiva que te guste mucho y cántala al
despertar, busca otra para la noche y báilala antes de dormir. También puedes
hacer tu propio mantra y recitarlo mientras te bañas, yo me hice este: “Estoy
bien sano, estoy bien bueno, tengo 1200 cd4, tengo cero carga viral”. No sé si
en la realidad funcionepara que mis
defensas aumenten y para detener al virus, pero en el ánimo vaya que lo hace,
puede que a medio día ya ni te acuerdes y que salgan sapos y culebras de tu
boca y de tu mente, pero al menos despiértate y duérmete sonriéndote y
llenándote de cosas padres.
11.Si, cambia tu vida. Por un lado te cambia la vida. Hay
cosas que son de hueva (flojera): las
colas, las esperas, los trámites, casarte con el tratamiento. Hay cosas buenas:
puedes aprovechar para ser más consciente, para tratar de disfrutar más la
vida, para aventarte a hacer algo que habías pospuesto, vas a cuidar más de ti.
También hay cosas malas: te tienes que hacer fuerte para enfrentar posibles
rechazos, enfermar gravemente con alguna infección oportunista, sufrir los
efectos secundarios de los medicamentos.
12.No, no cambia tu vida. Sigues siendo
el mismo y sigues teniendo el mismo valor como persona, sigues siendo
arquitecto, ingeniero, chef, matemático, estilista o un huevón bueno para nada.
Sigues siendo introvertido, serio, sociable o el alma de la fiesta, sigues
siendo el mismo ser hermoso u horrible que eras antes de saber el diagnóstico,
lo puedes tomar como una oportunidad pero no tienes que cambiar, tu vales por
ti y no por un virus y no te preocupes por la soledad o por tener hijos o por
tener trabajo, tienes inteligencia, corazón y si te cuidas mucha energía para
vivir con este o con cualquier problema, todo mundo tiene situaciones adversas
y de discriminación: que si naciste pobre, que si eres chaparrito o muy alto, que si no
hay escuelas en tu ciudad y tienes que mudarte para estudiar lo que quieres, que si eres moreno o que si eres güero, que si tu
papá es esto o el otro, que si conoces o no conoces a alguien, que la crisis y el desempleo en fin, todos tenemos obstáculos que sortear a nuestro paso, está en
tus manos enfrentar esta situación y ser feliz con ella o a pesar de ella.
Créemelo, con tantito que te esfuerces puedes salir adelante.
“Todo va a estar bien”, te dije con
una seguridad que me sorprendió mientras te abrazaba. Te soltaste al fin por
completo sobre mí y una tranquilidad invadió mi desconcertado ser fortaleciendo
ese aplomo que había salido a primer instinto. “Todo va estar bien” repetí una
y otra vez y cada vez lo creía más, sintiendo como por fin te dejabas ir por
completo en mi, sólo acertaba a estremecerme cuando colocaste tu cabeza en mi
hombro, Me olvidé de todo en se momento y sólo quería estar así por siempre, tu
así sin defensas por fin creyendo en mí, yo en mi eterno e inconsciente
optimismo, los dos en este abrazo de profundo y sencillo amor.
Los dos sabíamos nuestro pasado,
parte del cual habíamos compartido intensamente los últimos dos años, un
huracán de fiestas con fines de semana interminables, intercambio de cuerpos
sin nombre que usábamos cómplices para placer mutuo, un desenfreno de substancias
químicas y naturales para desbordar nuestros sentidos, absortos en este
hedonismo puro el cual compartimos desde el primer momento. Yo sabía que te
amaba desde la primera vez que te vi, me impactaba tu inteligencia y tu tomarte
todo tan en serio y al mismo tiempo esa sensación embriagante de no poder
esperar nada de ti, de llevar todo al borde, de estar en el límite de todo,
siempre con tanta pasión. No estaba seguro de que tu lo sintieras, pero yo
sabía que era amor y que nadie más podía llenar cada momento de mi vida con
tantas cosas fascinantes, a veces sentía que estábamos cruzando peligrosamente
un pantano pero tu pasión y mi optimismo me hacían pensar que siempre
llegaríamos a buen puerto, yo sabía que tu arrogancia y sentido de autosuficiencia
te hacían poner una barrera, nunca decías “Te quiero” y yo me guardaba para mi
las ganas de gritarlo, pero tus llamadas para despertarme para ir al trabajo,
tus visitas inesperadas en mi depa con cualquier pretexto, tu de repente
soltarme un beso a mitad de la calle me decían lo importante que yo era para
ti, lo veía en tus ojos y en tu sonrisa cuando me veías y lo sentía cuando
estábamos solos y sobrios besándonos de una forma que sentía que querías entrar
dentro de mi y quedarte ahí. A veces me dabas un poco de miedo pero no podía
apartarte de mí, muchas veces quise parar este frenesí de cuerpos y substancias
que hacías ver de lo más normal, pero no sin ti, finalmente yo también
disfrutaba la belleza y el placer y me volví adicto a la sensación de peligro,
sabía que no quería esto que vivíamos para el futuro, pero sabía que si te
quería a ti en él, nunca hablamos de algo entre nosotros pero sabía que no
podías estar sin mi así como yo sin ti, una locura indescriptible llenaba cada
momento que vivíamos y ya no podía imaginarme sin hacer la vida contigo.
Tanto exceso tenía que dejar huella
en tu cuerpo, yo empecé a conocer este mundo de luces nocturnas y excesos
constantes contigo, no es que haya sido una blanca paloma pero en mi pueblo no
había tantas opciones, tu ya llevabas un largo historial de fiestas y nombres
en tu lista antes y durante nuestra historia, recuerdo haberte sentido algo
raro esos dos últimos meses, la energía en el gimnasio te había bajado
considerablemente, me decías que era normal cuando se terminaba un ciclo de
roids pero yo me había puesto el mismo ciclo y seguía metiéndole durísimo,
recuerdo ese fin que no salimos por que me quería dar gripa y para el martes tu
estabas tumbado en cama con unas fiebres altísimas, me pediste que me quedara
contigo, recuerdo tus noches de pesadillas aferrado apretando mi brazo y entre
sueños decías “quédate, no me dejes”, a partir de esos días prácticamente viví
contigo, se me hacía raro que me pidieras que me quedara esa noche, todos los
días me lo pediste y yo encantado de estar contigo, después vinieron las
mañanas de diarrea inexplicable durante un par de semanas, te esforzabas por
tratar de seguir comiendo todo lo de la dieta y como no faltabas al gym aunque
a mitad de rutina te sentías rendido, no entendía bien qué pasaba pero intuía
que algo no estaba bien, otra vez mi, a veces tonto, optimismo y tu arrogante
empeño en mantener esa imagen de perfección, mi fascinación por que todos los
días me pidieras que me quedara contigo, mis ganas de amarte y de sentirte todo
mío me impedían cuestionarte y tomar cartas en el asunto.
Así llegó el día de la Fiesta
Blanca, estaba muy emocionado, no sé por que había dejado pasar tanto tiempo y
tantas cosas para pedirte esto que quería desde el primer momento que te vi,
recuerdo que hace dos años notaste mi existencia justo aquí en esta misma
fiesta, yo ya te había visto un par de veces antes quedando maravillado por tu
belleza y arrogancia y a partir de tu “hola” acompañado de una gran sonrisa
quedé fundido, tu mirada se conectó con la mía, te acercaste y platicamos un
par de tonterías y de la nada me besaste y esa noche no tuvimos ojos para nadie
más, bailamos abrazados, yo me sentía tan cómodo con el calor que despedía tu
cuerpo, tu no despegabas tu nariz de mi cuello haciéndome estremecer al sentir
tu aliento, parecía que nuestros cuerpos amoldaban perfectamente, terminamos
esa noche a las 3 de la tarde del día siguiente exhaustos, tomaste mi mano para
salir del after y yo te seguí sin hacer ninguna pregunta, tu casa estaba cerca
y caminamos hasta ella sin decir una palabra, así agarrados fuertemente de la
mano, nadie me había sujetado tan fuerte y menos me había llevado caminando así
por las calles del centro de la ciudad, creo que la gente nos veía no sé si por
nuestro aspecto desvelado o por ir de la mano pero yo sólo te contemplaba bajo
la intensidad del medio día, tu palidez del desvelo brillaba con el sol del
verano quitándote el halo de arrogancia, develando un vulnerable y hermosísimo
tu y de la nada esa felicidad inexplicable que siento cada que estoy contigo.
Lo tenía todo preparado, esas
semanas que prácticamente había vivido contigo me dieron el valor de lanzarme
al gran momento, por fin te diría tal cual: “Te Amo” y pedirte que viviéramos
juntos, hasta compré un anillo sencillo con mis ahorros y aunque no podía darme
los lujos que tu te dabas no tenía duda que te merecías eso y más, mi emoción
no me permitía ver lo desgastado que estabas o más bien trataba de desviar mi
atención de tu estado que me aterraba, no es que estuvieras del todo mal, pero
sentía que algo extraño estaba pasando y no quería atreverme a hacerte
preguntas ni siquiera hacérmelas a mi mismo, creo que en el fondo sabía la
respuesta y sabía que podía estar pronto como tu, obvio no quería que
estuvieras así, pero creía que si no pensaba en ello y si deseaba con todas mis
fuerzas que mis cuidados te hicieran sentir mejor, eso que me aterraba iba a
desaparecer. La noche de la fiesta blanca no tenías muchas ganas de salir, la
verdad es que no habías querido salir los últimos fines de semana, ya no te
habías sentido mal pero me dijiste que estabas cansado, siempre te emocionaba
mucho esta fiesta era el evento del año: 24 horas de beats y luces intensas, el
culmen del desenfreno, un mar de cuerpos sudorosos vestidos de blanco, que
conforme subía el calor de la noche se iban despojando de camisas para mostrar
el triunfo de la vanidad, la mayor concentración de músculos y esteroides por
metro cuadrado del país y sí, también un flujo interminable de substancias
químicas y naturales, prohibidas claro, para los gustos y ánimos de cualquier
junkie, la verdad es que para mi la fiesta era lo de menos, te pedí que nos
quedáramos en casa pero me dijiste: “estoy un poco cansado, pero no importa,
una tacha y me aliviano”.
Ya en la fiesta te vi más relajado
no dejabas de verme y por primera vez no buscabas otros cuerpos para compartir,
yo no paraba de hablar estaba nerviosísimo, tu mirada fija me ponía aún más
nervioso pero al mismo tiempo me hacía sentir único y me daba fuerza para
hacerlo, te lleve al centro de la pista, ahí donde nos habíamos visto la
primera vez, te regrese la mirada y me quedé viéndote un poco más delgado, un
poco más pálido pero inmensamente hermoso, creo que aún más que la primera vez
que te vi, tomé tu mano con la mía y con la otra busque en mi pantalón tu
anillo, lo puse en tu dedo y acercándome a tu oído te pedí que viviéramos
juntos, dijiste que sí, te abracé muy fuerte, más fuerte que nunca y sentí tus
brazos rodeándome, tu cuerpo ardía y hacía mi corazón arder y entonces sentí
que te dejabas caer sobre mi, sentí tu respiración agitada en mi cuello y te
sentía cada vez más pesado, te habías dejado caer por completo en mí, te sujete
aún más fuerte para que no te cayeras, las luces y la música dejaron de tener
sentido y solo escuchaba tu respiración y tu nombre que salía de mi boca, no
recibía respuesta alguna y un gran vacío invadió mi estómago, te saqué de la
pista así abrazándote y arrastrando tus pies, al salir de la pista te cargué en
brazos y corrí al auto, algunos amigos nos siguieron pero la verdad es que no
reparé en nada, sabía que algo estaba pasando y que tenía que actuar, te
acomodé en el asiento y encendí el auto, manejé rapidísimo, la ciudad a esas
horas vacías y mi pie en el acelerador me permitieron llegar al hospital en 5
minutos…
Despertaste cuatro días después en
terapia intensiva, había estado pegado a esa ventana viéndote, yo sabía que
ibas salir de esto y cuando te vi abrir los ojos no pude más que sonreír y
gritarte emocionado “todo va estar bien”. Quería buscar a las enfermeras o
algún doctor, pero no podía despegarme de ti, vi que también me sonreíste y me
derretí, quería romper la ventana y darte un beso eterno, después de un par de
horas una enfermera se apiadó de mi y me dejó entrar, te di un beso en la
frente tratándote de hacer sentir todo el amor del mundo. Ese mismo día te
pasaron a piso y otros cuatro días después te dieron de alta, Yo estaba
emocionadísimo iba a vivir contigo y con tu mamá que nos iba ayudar a cuidarte,
tus papas se habían hecho en estos largos días mis mejores amigos contándome
tantas cosas de ti, te veías algo débil pero contento, te traje tu sweater rojo
y tus jeans favoritos, te ayude a vestir y a peinarte mientras te decía
tonterías para hacerte reír, el doctor nos esperaba en su consultorio antes de
darte de alta, te lleve en la silla de ruedas haciendo ruidos de motor
rebasando enfermeras y doctores por los pasillos, llegamos con el doctor que
nos estaba esperando en la puerta con un rostro muy serio me dijo: “espérenos
afuera”, y tu dijiste que no importaba, y por primera vez me atreví a decir
“Soy su novio” tomaste mi mano y me hiciste pasar conmigo, el doctor hizo una
mueca de resignación, y empezó:
"Tu situación es digamos grave,
pero puedes salir de ella, el golpe de calor que te hizo perder la conciencia
fue por las drogas pero se vio agravado por una infección en tus ganglios
linfáticos y en tus pulmones que no sé por qué no habían mostrado síntomas
antes, te hemos hecho varios análisis y pues aquí están lo resultados”
Extendió tres sobres y los fuiste
abriendo, Pude ver como se descomponía tu rostro enflaqueciéndose y tus ojos
vidriándose con lágrimas contenidas al leer el primero de ellos, me pasaste la
hoja, y la leí con calma, otra vez sentí el gran hueco en el estómago que sentí
cuando te desvaneciste sobre mi, pero al mismo tiempo sentí algo inmenso en mi
pecho y de mi boca salió: “Todo va estar bien” mientras ponía mi mano en tu
hombro, el doctor te pidió los sobres y mencionó:
“Tu cuadro infeccioso nos parecía
algo raro, por los ganglios sumamente inflamados decidimos hacerte una prueba
con el consentimiento de tus padres (nos esperaban afuera para llevarnos a
casa) La prueba Elisa salió Reactiva, lo mismo la prueba de confirmación (Blood
Western), eres VIH Positivo, te hicimos otras pruebas para ver en que estado te
encuentras”, ambos estábamos pasmados, no entendía bien lo que decía: “Tus
células CD4 salieron en 279, tu Carga Viral es de 95 mil copias, debes ir a un
CAPACITS cuanto antes para que te digan que tratamiento llevar, te voy a pasar
los datos de una Doctora Amiga mía, ella te pude ayudar, y usted joven creo que
también es necesario que se haga una prueba, aunque se sienta bien puede usted
ser portador”
El hueco en el estómago se amplió,
el pánico estaba a punto de inundarme cuando escuche tu llanto y tu voz
diciendo: “no, tu no” lleno de tristeza : “no, tu no”, tu voz paró en seco mi
miedo, de repente otra vez el fuego en mi pecho y de mi boca un: “Todo va a
estar bien”, te abracé tratando de hacerte sentir esa certeza. “Todo va a estar
bien”, te dije con una seguridad que me sorprendió mientras te abrazaba. Te
soltaste al fin por completo sobre mí y una tranquilidad invadió mi
desconcertado ser fortaleciendo ese aplomo que había salido a primer instinto.
“Todo va estar bien” repetí una y otra vez y cada vez lo creía más, sintiendo
como por fin te dejabas ir por completo en mi, sólo acertaba a estremecerme
cuando colocaste tu cabeza en mi hombro, Me olvidé de todo en se momento y sólo
quería estar así por siempre, tu así sin defensas por fin creyendo en mí, yo en
mi eterno e inconsciente optimismo, los dos en este abrazo de profundo y
sencillo amor.
Dos pruebas Elisa y una más tres
meses después con el mismo resultado “No Reactivo”, estaba libre del virus,
“Todo va estar bien” es la idea que me invadía, no se a bien que significaba,
no es que pensarlo nos librara de contagiarme, no es que te librara de
enfermar, “Todo va a estar bien” se transformó en “Todo está bien”, no sé si
aun no comprendo lo grave de esta enfermedad pero “Todo está bien” porque estoy
contigo, acompañándote en tus miedos y en tu mal momento, cuidándote y
cuidándome día y noche, dándote ánimos para que recuperes tu ánimo arrogante,
sé que no te vas a dejar caer, sé que voy a estar contigo cuando otra vez estés
de pie. Todo está bien y tu en mis brazos, durante dos años nunca hablamos de
tu y yo ser algo, sólo lo fuimos, viviendo desquiciadamente pudimos encontrar
esta paz que sólo tú y yo sabemos entender, No sé si estoy loco por quedarme
aquí, pero finalmente entendí que no quiero hacer otra cosa en mi vida más que
amarte, no sé si yo podría estar en tu lugar, no sé que pasaría si las cosas
fueran al revés y sabes no me importa, no sé si tengo plena consciencia de lo
que esto significa ahora y lo que puede significar mañana, parece que tampoco
la tienes tu, pero estamos aquí los dos compartiendo nuestra vida y nuestro
momento, no me imagino mi vida sin ti y aquí estamos disfrutando “Todo va a
estar bien” “Todo está bien.
I finally realized I need to love, I need to love
you.
Quería escapar inmediatamente, salir de ahí lo más
pronto posible, salir a correr, normalmente lo hacía con calma unos 4-5 km como
parte de mi día para terminar de cansarme, esta vez corrí con furia, no se
cuantos kilómetros fueron, salí del consultorio a medio día, llegué a mi casa,
me puse un par de tenis y mis shorts de atleta y así sin más salí a correr, no
tenía rumbo fijo, sólo corrí, el sol más intenso que otros días pegaba fuerte
en mi cara sacando gruesas gotas de sudor de mi frente, no quería pensar, sólo
correr, sólo quería sentir el golpeteo del pavimento bajo mis pies recorriendo
mi cuerpo hacia mis rodillas, subiendo a mis caderas, expandiéndose por mi
torso para concentrarse otra vez en mis clavículas y de ahí bajando a mis
brazos que se movían tan fuerte como mis piernas, nunca había corrido tan
rápido, nunca había corrido tanto tiempo, sólo quería correr, creo que en el
fondo quería escapar, huir de esta noticia que no entendía bien a bien, huyendo
de ese resultado que no quería entender, que no podía aceptar.
Corrí hasta caer de dolor, fueron más de 3 horas a un
paso intenso, había terminado al otro lado de la ciudad, paré por que no podía
más, el dolor en todo el cuerpo por fin había invadido mi cabeza, me encontraba
aturdido, no sentía más que las punzadas de dolor que iban de mis pies a mi
cerebro, caí rendido con mis rodillas al piso, así estuve unos minutos, la
gente que pasaba me veía extrañada, por fortuna traía mi celular y en mi aturdimiento
logré marcar el número de mi madre, mi hermano contestó y media hora después ya
estaba llevándome a casa, afortunadamente no preguntó nada, me acompaño hasta
la puerta del departamento y me dio un fuerte abrazo, nunca hemos tenido
muestras muy grandes de cariño pero algo lo impulsó a ese gesto que intuyó
necesitaba. Cerré la puerta y directo a la cama, dormí hasta el medio día
siguiente, no quería despertar, no quería pensar pero el hambre y una ansiedad
que no había conocido hasta ese momento me invadió, arranqué del refrigerador
unas rebanadas de jamón y una fruta y otra vez a correr, no podía, no quería
dejar que esta realidad entrara a mi mente, no sabía que hacer con ella, quería
borrarla y sólo se me ocurría correr para llenar mi cuerpo y mi cabeza con el
dolor en mis piernas y músculos, que nada más pudiera ocupar mis pensamientos.
Pasaron un par de meses en que no podía más que
correr, una ansiedad por hacer todo rápido me invadió: salía hecho un bólido
rumbo al trabajo, manejando con desesperación rebasando límites de velocidad,
esquivando autos, pasándome señales preventivas, desesperándome al toparme con
luces rojas en los semáforos, me convertí en una máquina workahólica en el
trabajo, sacando pendiente tras pendiente, logrando meta tras meta en tiempo
record, mi capacidad de concentración se volvió extraordinaria, no quería
pensar más que en lograr los números a como diera lugar y lo más rápido
posible, trabajando aún los fines de semana sin descansar, todo con tal de
evitar pensar, salía del trabajo disparado rumbo el Gimnasio y después a
correr, correr sin parar, correr y no sentir más que el aire y el dolor en mis
piernas, correr y no pensar, correr y no saber, correr y no aceptar, correr y
evadir.
Después de un par de meses de todo este correr,
inevitablemente llegó el colapso, una gripa inofensiva en tres días se
convirtió en neumonía, tanto ejercicio me había hecho perder ya 5 kilos que no
me sobraban, mi cuerpo estaba exhausto y finalmente me invadió la realidad, no
quería aceptarlo pero ahí estaba encerrado en cuatro paredes, postrado en una
cama de la cual no podía levantarme por falta de fuerza, una gran piedra se
postraba encima de mí, y mis piernas no respondían, no podía correr, no podía
huir. No pude con la angustia de mi Madre y mi hermano, no podía con la mía
propia y ya no pude contenerme más, la presencia de mi familia me sirvió de
muro de contención para chocar y destrozar mi resquebrajado corazón:
“Mamá, Tengo Sida”
Salieron de mi boca esas palabras y ya, una gran
liberación, las ganas de correr desaparecieron, sólo esas palabas y ya, una
gran paz me invadió, creo que a mi madre y mi hermano les pasó lo mismo, noté
como se desvanecía la tensión en su mirada y en sus hombros mientras se
aventaban a mi cama para abrazarme, el llanto de mi madre se acompañaba de un
“Te quiero mucho mijo” repetido incesantemente, el persistente silencio de mi
hermano seguía intacto acompañado de una respiración profunda mientras nos
abrazaba a mi madre y a mí y yo ahí, fundido en los brazos de estas dos
personas que me han acompañado toda mi vida, recordé tantos momentos a la vez, tanta
felicidad que me habían dado, recordé a mi padre que falleció hace algunos
años, recordé quien era y que estaba aquí, la seguridad de estos brazos me
devolvió la paz y haber aceptado esta gran piedra que venía cargando fue un
salto hacía la libertad, la bajé de mis brazos y la puse junto a mi, pude
sentir como se iba haciendo chiquita desinflándose hasta quedar en una
pequeñísima piedra negra, me figuré que lo tomaba en mi mano y la ponía en mi
bolsillo, ahora está pequeña roca me acompañará toda mi vida, pero no me
detendrá, no podré huir de ella, siempre va a estar ahí, ya no es esa enorme
roca que crecía y rodaba veloz persiguiéndome, esa roca de la cual huía
corriendo. Ahora es una piedra que tengo que cuidar, imagino que a veces la
traeré en el zapato molestando, otras apacible en mi bolsillo, Así es esto, no
puedo huir de ella, no me conviene huir de ella, no la puedo dejar crecer otra
vez y que me caiga encima aplastándome, ya no puedo huir, ahora camino con
ella, camino sereno, ni más ni menos feliz. Solo así, yo y mi pequeña piedra
negra. Yo y mi diagnóstico positivo.