Mostrando entradas con la etiqueta Positivo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Positivo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 7 de mayo de 2014

No estaría tan mal (Hasta romperme los huesos).

No estaría tan mal ahora que todavía soy. No estaría tan mal ahora que todavía parece que tengo fuerza, No estaría tan mal hoy que todavía me han dicho bello, hoy que todavía me han ofrecido amor pensando en que quizá podrían encontrar algo en mí que lo merece, al menos por esta noche. No estaría mal, hoy que aún no he terminado en los huesos, que no han llegado las fiebres ni las manchas a mi cuerpo, no estaría tan mal ahora que todavía no he sentido la enfermedad calar en los huesos y en la vanidad de mi ego. Quizá si piso a fondo el acelerador todo sea tan rápido, puede que no recuerde nada. Quizá si aprieto el gatillo en el lugar correcto su daño se pueda disimular y pueda verme bien entre los colchones de alguno de esos patéticos estuches de madera para cuerpos inertes. Quizá si salto del puente a la hora de más tráfico, pueda impactar a alguien lo suficiente para que me repita una y otra vez en sus historias, para que alguien me lleve en sus sueños aunque sean pesadillas.

No creo tener suficiente fuerza para esto, no sé qué pasará y no quiero saberlo. No quiero que mi tic nervioso de verme en cada reflejo me grite un día “Enfermo”. Ya he luchado bastante; luche contra gritos, insultos y frialdad mientras crecía. No extraño abrazos ni sonrisas porque nunca los tuve, así que tampoco tengo muchos motivos como para seguir. No creo estar preparado para entregar a mi padre el placer de confirmar todos sus vaticinios sobre mí, me animaba el poder echarle en cara que había logrado ser mejor de lo que esperaba, y ahora con este diagnóstico (VIH+) solo pondré más leña al fuego de su desdén y de sus insultos hacia mí. Nunca he entendido esto de sentir, sentir qué, sentir cómo. Sólo conozco la rabia y el enojo, solo conozco la ira y el rencor, sólo conozco gritos, insultos, empujones y bofetadas sin sentido, sólo conozco estas ganas de destruirle y que ahora me hacen sentir tan fuerte que lo que tengo que destruir es a mí, así me libraré de su odio, así me libraré de esa furia que me produce, así podré aniquilar ese dolor que me causa ese nunca poder abrazarte, ese nunca sentir que me abraza tan fuerte, tan fuerte como si quisiera quebrarme los huesos para llegar a mi corazón.

(Mi Padre) Me heredó unos genes que me han convertido en objeto de deseo, en objeto de aparente amor, nublado, cegado por esa imagen que otros han idealizado, sin darse cuenta de que no hay nada debajo, de que es una vistosa envoltura para una caja vacía. Desde la adolescencia empecé a encontrar muchos brazos abiertos. Algunos, la mayoría de los que he aceptado, se abrían para pedirme que abriera las piernas, se abrían para pedirme que me hincara y rezara a su Dios Falo. Me hicieron suplicar que por favor me abrazaran, me hicieron suplicar un beso, mantienen los brazos abiertos pero no los cierran, no los ponen alrededor de mi lastimado cuerpo, me recordaban tanto a mi padre, siempre ahí, siempre buscando tratar de agradarle y de recibir una sonrisa, sólo dándome lo mínimo necesario para no huir, para sentir que quizá si era importante, pero buscando cualquier pretexto para hacerme sentir que no lo merecía, que nunca era suficiente.

Otros tantos brazos se abren así, sin razón aparente, brazos que me quieren cuidar y proteger de todo y de todos, brazos que me quieren poner en una burbuja, me asfixian, me producen un escozor inexplicable, no los puedo entender, me hacen sentir que me parezco tanto a mi padre, desatan mi desprecio, ¿por qué se dan así tan fácil?, ¿por qué creen que pueden encontrar algo en mí?, a veces me hacen sonreír con tanta ingenuidad, a veces me llega a conmover tanto amor así tan fácil, intento aceptarlo pero no lo entiendo y miro hacia adentro y veo algo obscuro y vacío, y no lo entiendo y los detesto, los enveneno y los pateo, así como esas eventuales bofetadas que me daba el amo y señor de la casa. Y pienso que sólo los deslumbra la luz de mi cara y mi cuerpo, que solo se entregaron a la rapidez de mi palabra que se formó para tratar de buscar ese amor desmedido que tanto necesito, que tanto siento que no merezco.

Y así llegue a este punto, donde no sé ni quien soy, donde no me soporto ni a mí mismo, donde me pregunto ¿A caso soy malo? Por qué no puedo encontrar alegría en esos ojos optimistas que me quieren hacer sonreír. Por qué no puedo aceptar esos labios que sólo quieren conectar su corazón con el mío y escribir historias juntos que después podamos recordar y contar en la vejez, esos labios que me dicen tantas cosas que nunca he entendido, que me ofrecen tantas cosas que nunca he recibido. Por qué sólo puedo ver esta inmensa piedra negra que se me vino encima, pensaba que podía conquistar el mundo, que conmigo era suficiente, que había podido superar a mi padre con toda su locura y desamor, y aquí estoy hundido, pensando que soy lo que tanto me dijo, rechazando esos otros brazos que me ofrecen substituir los ausentes y cerrados de mi padre. Por qué no puedo abrazar ese optimismo que me ofrecen, así sin razón alguna, sólo porque si, sólo porque se trata de mí. Dos años con esta piedra inmensa que tengo que cargar que no puedo aventarle en la cara a mi padre y decirle ¿ves a donde me llevaste? Sólo quiero sentir un abrazo, sólo quiero que me abracen muy apretadito, así tan fuerte que me rompan los huesos para llegar a mi corazón, así muy fuerte para poder sentir que hay algo adentro, algo en mí que lo merezca. Un abrazo así tan cálido que me derrita los huesos y me funda para comprender, para sentir que merezco tanto, mucho amor, para creer que alguien se merece tanto amor.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Strong (No eres yo)

No eres yo.

De repente atrapas todos mis pensamientos, no, no quiero que te conviertas en todo lo que soy, no quiero que llenes cada segundo de mi vida con la ansiedad y la angustia que me provocas, no, no quiero que te conviertas en mi motor para estar bien tratando de alejarme de tu fantasma.

Al principio entraste en mí como una incógnita, el miedo da saber si yo podría tenerte dentro, me aterraba que te escabulleras entre barreras de látex y las veces que llegaban a caer al suelo cediendo al calor de esa piel desconocida, pero te pensaba tanto que parecía que te quería conmigo, vivías ya en mí en esa angustia de no saber si ya estabas conmigo y a pesar de eso no podía parar, dos negativos y la tercera fue la vencida, quizá te necesitaba conmigo, pero no, tú no eres yo.

Me niego a pensar en ti y al final aquí estoy contigo en mi cabeza, ahora eres algo que quiero vencer, quizá eres el vencerme a mí mismo, romper con todo este autosabotaje y vencerte, vencerme, lograr trascender por encima de ti, por encima de mí y de todo eso que no me gusta pero me es imposible evitar, todo mi dejar las cosas al final, todo mi evadirme entre substancias y caricias vacías, esos sueños e historias que invento para sedarme y evadir mi aburrida realidad que ni siquiera puede ser triste ni dramática, y quizá por eso estas aquí, pero no, tampoco tu trajiste drama, no has pudiste romper la burbuja de protección en la que he crecido y lograste que tuviera uno de los momentos donde más amado me he sentido.

Ahora eres algo por lo cual vivir, vivir para vencerte, NOOOO, no quiero que seas mi motivación, pero eso eres, vencerte, demostrarte que a pesar de todo y a pesar de mí, te estoy ganando, puedo contra ti, y a pesar de llevarte dentro de mí no podrás detenerme, no me impedirás sentir esta gran intensidad que quiero hacer estallar.

Quizá si eres yo, ese yo tóxico que me autoflajela, que adora tomar tantos y tantos riesgos, llevar todo al límite bordeando el filo del barranco, saltando en puntas y dando giros vertiginosos bailando hasta el amanecer hasta quedar exhausto y de repente despertar junto a un cuerpo del que no pregunte el nombre.

Quizá si eres un poco yo, esa sensación de que no merezco esto, que a pesar de todo tengo tanta suerte, ya ves, estás en mí y no me has hecho daño como a tantos otros que te has llevado, tan tristes esas ausencias, tan tristes esos destinos, quizá les ganó el miedo, quizá yo no te lo tengo. Mis ganas de doblegarte hasta hoy han podido detenerte, estás en mí pero no te siento y no te quiero sentir, solo has sido una sombra que tengo que vigilar cada 3 meses, que trato de alejar bailando hasta quedar exhausto y no tener fuerza ni para pensar en ti.

Así quiero que te quedes, escondida en mi sombra, tu obscuridad es la contraparte que necesito para encender mi fuego, esa pasión que siento cada que te recuerdo y siento que te destruiré, que te venceré, tu obscura presencia dentro de mí me hacen sentir poderoso, ya ves 14 años y yo sigo aquí, mejor que ayer, mejor que nunca. No, no eres yo, pero me ayudaste a descubrir que puedo llegar al fondo y salir de ahí, que puedo seguir con los pies en el fango pero mi cabeza está arriba viendo la luz, que mis brazos son fuertes y puedo transformarme en un monstruo de fuego, desataste la furi
a necesaria para correr e intentar alzar el vuelo, no tengo alas, pero tengo tantas ganas de volar que lo lograré, no te puedo sacar de mi pero te puedo doblegar, te puedo vencer, quizá mañana me ganes tú, pero hoy, yo soy quien manda en mi cuerpo y en mi corazón.

Finalmente llegará el momento, quizá no seas tú quien me gané, quizá sólo sea que el fuego de repente se apague, y en ese momento quiero que alguien me recuerde con una sonrisa mientras toma mi mano y se lleve estas ganas de vencerte, espero todavía estar mucho tiempo aquí, y poder lograr levantar ese vuelo que tanto deseo, sigo corriendo, cada vez más fuerte, quizá si acelero más lo podré lograr, No eres yo, no me detendrás, algún día estaré volando, ya lo verás ;).

PD. Un abrazo inmenso a mi Mamá que me ha acompañado en estos 14 años de diagnóstico. Otro abrazo muy fuerte a aquellos que si te has llevado, siento tanto no haber podido estar más cerca.

lunes, 24 de febrero de 2014

FIRST TIME

La emoción y la angustia de una nueva etapa no me dejaron dormir toda la semana, era tiempo de crecer, nuevos compañeros, nuevas actividades, materias que nunca había llevado, la prepa se me abría como un nuevo universo totalmente desconocido, cuando podía conciliar el sueño me perdía en medio de un todo vacío negro avanzando entre la total obscuridad y de repente tropezaba, no era precisamente una pesadilla, pero una sensación de angustia me acompañaba durante mi sueño, por otro lado no podía dejar de caminar y sabía que si avanzaba más empezaría a encontrar señales de vida o alguna tenue luz, cuantas emociones recorrían mi cabeza y mi cuerpo, mi apetito y mi estómago estaban convulsionados, por fin mañana era el gran día.

Los últimos días en la secundaria no habían sido los mejores, de repente en tercer año di el “estirón”, pasé de ser de las medianas-chaparritas a la última de la fila, 1.78 de estatura me permitió ser por fin la capitana del equipo de volibol y la principal anotadora, de repente todos mis compañeros se fijaban en mí, mis compañeras al contrario me empezaron a dejar de hablar, las que antes se burlaban de mi por lo plana que estaba me volteaban a ver de reojo, yo me sentía un poco apenada por este doble crecimiento, de estatura y de bubis, la estatura me venía muy bien para el equipo, pero las bubis me abrumaban, un par de veces noté como se me quedaba viendo un mocoso de primer año, y lo peor fue cuando su amigo me aventó corriendo y me las apachurró, me dio mucho coraje me puse roja y me fui al baño a llorar. Me sentía rara, como que no encajaba, las pláticas de mis compañeras me parecían muy estúpidas hablando de marcas de ropa y de los “hombres” guapísimos y experimentados que nos esperaban en preparatoria, recuerdo a una en especial que hablaba de sus encuentros con un chico de universidad, la verdad es que no entendía a bien sus pláticas y ni me interesaban, por otro lado mis compañeros empezaban a hacerme insinuaciones que me abochornaban y sentía que se burlaban de mí, mi grupo de amigos se limitó a un par de compañeras de equipo de mi mismo grado y a Pedro y Bernardo los dos más estudiosos del salón, todos decían que Berni era maricón pero a mi no me importaba, decía cosas tan divertidas y tan interesantes y me repetía incesante que para qué estudiaba, que con lo largas que se habían vuelto mis piernas conquistaría al mundo pero que tratara de mantenerlas cerradas lo más que pudiera y que escogiera muy bien al primer hombre de mi vida porque lo recordaría por siempre, pero sobre todo que no confiara en nadie a la primera, la verdad es que tener novio era lo q menos me interesaba, los niños de la escuela salvo Pedro y Berni me parecían tan tontos que todo lo que me importaba era anotar muchos puntos en el siguiente partido y tratar de sacar las mejores calificaciones para conseguir la beca deportiva en el bachillerato de la universidad privada de mi ciudad, era el mejor equipo de volibol del país y también tenía varías de las carreras más prestigiadas y obtener la beca les ahorraría a mis padres al menos la colegiatura de la primera de sus 3 hijas.

Y así llegó el gran lunes, Berni se había inscrito en la misma escuela que yo y convenció a sus padres de dejarlo dormir en mi casa para ir juntos al primer día de clases, mis padres lo veían de alguna forma como un hijo más, el hijo varón que no tuvieron, no precisamente el que se imaginaron pero si uno que los hacía reír mucho y con el cual sentían que su hija bonita podría estar siempre acompañada y segura, y si, la verdad es que Berni me cuidaba como perro guardián, en las fiestas a las que íbamos era el primero en decir que ya era hora de irnos y si algún muchacho se acercaba a hacerme plática no se separaba ni un segundo y a los 5 minutos ya estaba entre los dos acaparando la atención. La verdad es que no me molestaba en lo más mínimo al contrario, era un gran alivio para mí, hasta ese día. Sus padres le habían regalado un convertible por sus calificaciones y por haber obtenido la beca de excelencia por el mejor examen de admisión, yo logré mi beca deportiva así que con mi primer día de clases me esperaba mi primer día de entrenamiento, casi le da un infarto cuando le dije en pants que estaba lista, “¿¿¿ESTÁS LOCAAAA HONEY??? Gritó a todo pulmón, y rápidamente fue a mi closet para sacar una falda corta y una blusa que me había regalado, “La primera impresión es la que cuenta” dijo, “No quieres que al primer  día de clases te conviertas en la niña de las pijamas, ten, ponte estos tacones y nada de que me duelen los pies, aparte los pants no combinan con un convertible” “No seré la de las pijamas, pero niña jirafa si” “Top Model, Honey, así que a impresionar”.

El estacionamiento nos estaba esperando a medio llenar, nos pusimos junto a una camioneta y justo cuando iba bajando también se bajó su conductor, la verdad es que no lo vi  y chocamos tirando mis libretas y mi laptop, Era un chavo de Universidad, 15cms más alto que yo, me pareció inmenso,  me ayudó a recoger mis cosas y sonriendo me dijo “Hola, soy Roberto, prepa verdad?” balbuceé un “sí”, “¿Primer día?” solo acerté a decir otra vez “sí”, “Te acompaño, los salones de prepa me quedan de camino” dijo mientras cargaba mis cosas, Berni intervino con un airado “Viene conmigo”, me puse rojaaaaa, me había olvidado de Berni por un segundo y no sé por que por primera vez en mi vida deseaba que no estuviera junto a mí, Roberto dijo, “bueno pues los acompaño a los dos” Berni me tomo de la mano y como siempre acaparó la conversación, en los 5 minutos que tardamos en llegar al salón supimos que Roberto estaba en último año de Universidad, jugador de Americano y estudiaba ingeniería industrial, se despidió de Berni y después de mi con un “Adiós Niña Guapa” y una sonrisa, volví a ponerme roja e inmóvil, “La próxima vez que te vea me dices tu nombre” y se alejó “Marina” grité cuando ya había avanzado unos 20 pasos, “Marina” Volví a gritar y volteó con su encantadora sonrisa para alejarse otra vez, Berni se acercó pegándose a mi oído y cruzando su mano por mi cara hizo un tronido de dedos y dijo “Despierta”.

Dos semanas de encuentros casuales en el campus con Roberto y me invitó a ir al cine, Berni se puso como histérico en cuanto le conté, “¿¿¿Estás Loca honey???” es mucho más grande, búscate uno de tercero de prepa, pero uno de último año de universidad?” dos horas después y Berni ya lo había investigado de Pe a Pa, no se contuvo en pasarme el informe completo: “Tiene una fama de mujeriego tremendo, y al parecer ha embarazado a un par de chavas que terminaron en aborto, Su última novia oficial debió haber regresado este semestre para terminar su último año en la misma carrera que él pero al parecer le afectó muchísimo que cortaran, dicen que no respeta ni a las novias de sus amigos, y por supuesto no deja libre a ninguna de las golfas que vienen de intercambio”, No me percaté de nada de lo que me dijo, solo pude decirle “Porfa, Porfa, el sábado voy a decir que salgo contigo, pasas por mí y me llevas a la plaza? Primero vamos a tu casa y me ayudas a arreglarme? Me quiero ver increíble”, “No seré tu alcahuete honey” dijo Berni, con cara de enojado y después de una pausa de 5 segundos “Esta bien, pero porfa, ten mucho cuidado con ese cabrón y me cuentas tooooodo, y yo pasó por ti otra vez a la plaza, no salgan para nada de ahí”.

A las nueve en punto Berni estaba marcándome desde la puerta del cine, tardamos 5 minutos en llegar, al verlo  Roberto dijo “tu Chihuahua Guardián no te deja ni respirar, verdad? Pero eso va a cambiar pronto, vas a tener a un hombre de verdad que te cuidará” se despidió de mi tronándome un beso en la mejilla y le hizo un ademán a Berni, corrí hacia donde estaba volteando para ver a Roberto, “Honey, PARAAAA” dijo Berni con tono de enojado, “estás como toda lela wey” “Ya Berni, Déjame en paaaaz”, nada podría quitarme la sonrisa de la cara, “Bueno y como te fue?” “Muy bien” y mi sonrisa aún más grande se pintó en mi rostro, “Es todo un caballero, no hay nada de qué preocuparse, es super atento, estuvimos platicando de todo, de cómo me iba en el equipo de voli, que si quería entrar a la selección de las grandes, de mis materias, de mi familia, hasta de ti!, en el cine me tomó de la mano! Pero no quiso agarrar de más, me dijo que quería que nos veamos más seguido fuera de la escuela” “¿Por qué afuera de la escuela?” preguntó Berni enchuecando la boca, “No sé, para conocernos mejor supongo”.

Una semana más y el primer beso, en el parque cerca de mi casa, recargados en su camioneta me tomo de la cintura y viéndome diréctamente a los ojos dijo “Me Fascinas Marina” y se acercó a mi cara, pude sentir cómo su labios tocaban poco a poco los míos y mis piernas se doblaron, sentí que me iba a caer y temblaba, fue un beso tierno, muy lindo, mi primer beso, los labios de Roberto sabían a…, no sé a qué, pero ¡quería volver a sentirlos! Pasaron otras 3 semanas y nuestra primer fiesta juntos, Berni pasó por mí a casa, estaba un poco enojado porque lo había hecho un poco a un lado y según él seriamos los Reyes de la prepa, pero ahora pasaba todo mi tiempo entre el equipo, Roberto y mis tareas, también estaba preocupado, la fama de Roberto no le gustaba para nada y me decía que no lo dejara tocarme nada ni llevarme a lugares a solas.

Roberto pasó por mí a las 8, mis padres me dieron permiso hasta las 12 confiados en que Berni siempre se encargaba de que regresáramos a casa puntuales, me pidió que le mandara mi ubicación para que pasara por mí a las 11:30 en punto, llegamos a una casa en una colonia muy fresa pero no había nadie, Roberto me abrió la puerta y dándome la mano me ayudó a bajar, Pregunté por qué no había gente, y  me dijo “Ven, es mi casa, mis padres no están, la verdad es que prefiero estar a solas contigo y cenar y platicar juntos al ruido y a mis cuates del equipo borrachos, aparte pensé que te gustaría más que tuviéramos una noche especial”, “Noche especial?” pregunté “Si, ven, acompáñame, te tengo una sorpresa” tomó mi mano y me llevo al jardín de la parte trasera, en la mesa del jardín estaba un enorme ramo de flores, lo tomó para dármelo, y al momento de estirar mis brazos tomo una de mis manos diciendo: “Marina, Quieres ser mi novia?” Me quedé petrificada, la verdad es que ni se me había ocurrido aún esa posibilidad pero creo que descubrí que en ese momento era lo que más quería, sin pensarlo dije “Si, Si Roberto!” Roberto me tomó de la cintura y me cargó, me dio un enorme beso, me puso otra vez en el suelo y gritó “Tengo novia” mientras saltaba a la alberca que se encontraba a unos pasos, se veía eufórico y muy feliz, “Ven mi niña está riquísima el agua” “la verdad es que no lo pensé y también me aventé llena de alegría, mi primer novio, el chavo más guapo de la universidad y el más atento y tierno, estaba feliz, nos besamos profundamente en la alberca, Roberto no intentó propasarse en ningún momento y sólo me tomaba firme de la cintura, me hacía sentir protegida y que estaba segura con él, después de un rato de besarnos y juguetear me empezó a dar frío, “Estas temblando novia” dijo Roberto, ven vamos a secarnos, salimos de la alberca y me dirigió a su cuarto, puso una gran toalla sobre mis hombros y me arropó con ella tiérnamente, él se quitó la ropa y se empezó a secar mientras permanecía desnudo sin pudor alguno, yo me sonrojé un poco y me volteé mientras me quitaba la ropa mojada por debajo de la toalla, justo cuando terminé sentí que ponía sus manos en mis hombros y pegando su boca a mi oído susurró “Eres hermosa Marina” estaba temblando, pero algo dentro de mi deseaba que continuara, ¿qué podía pasar?, ya era su novia y estos días había sido tierno y muy respetuoso, estaba segura de que Roberto me cuidaba: me hacía sentir increíblemente segura y que no había nada en el mundo más importante que yo. Me fue quitando poco a poco la toalla mientras acariciaba suavemente mis hombros y mis brazos, me volteo hacia él y me besó, me acariciaba con tranquilidad haciéndome sentir increíble, me llevó poco a poco a su cama, cuando llegamos a ella me cargo en sus brazos y me dijo “TE AMO” dándome un beso apasionado, le pedí que fuera cuidadoso y le mencioné que era mi primera vez, le pedí que se pusiera un condón, pero me dijo que como era mi primera vez me irritaría y me dolería más, me dijo que no me preocupara por un embarazo me preguntó que hace cuanto había reglado y le mencioné que hace 6 días, “todavía no eres fértil” la verdad es que no recuerdo la clase de biología donde vimos ese tema, me dijo que no tuviera miedo nada iba a pasar y el estaría siempre junto a mí y así pasó mi primera vez, a veces creo que esa fue la última, fue un momento mágico, en ese instante sentí que era lo más importante para Roberto y definitivamente él lo era para mí.

Permanecimos acostados el uno junto al otro, un claxon nos despertó con su pitido escandaloso afuera de la casa de Roberto, era Berni que estaba afuera, había movido cielo mar y tierra para conseguir la dirección de Roberto, mis padres le habían marcado a las 12:30 al ver que no llegaba a casa, no les había contestado, había estado buscándome desde las 11 porque no le había mandado la ubicación por whats y a partir de esa hora cuando me marcaba entraba a buzón (me aventé a la alberca con todo y celular :S) así que se asustó y fue a recorrer casas y a llamar por teléfono a cuanta persona pudiera conocer a Roberto hasta que nos encontró, Estaba furioso, Roberto abrió la puerta y Berni entró como fiera gritando “Marinaaaa” me puse una bata que encontré en el baño de la habitación de Roberto y bajé, “Qué te pasa Berni?” pregunté un poco enojada, su mirada de desaprobación me incomodó aún más, vístete “Tus papás me están marcando y no les he contestado por que no sabía qué mentirles, en las que me metes honey, vístete y vámonos ya” fui por mi ropa todavía húmeda y le pregunté a Roberto si me podía quedar con la bata “Claro Mi amor”, “Nos vemos pronto” y me dio un beso en la mejilla, “Adiós Novio” Contesté, “Adiós Novia”.

Berni, me llevó a casa de una de nuestras amigas de la prepa para que me prestara ropa seca y no llevarme en bata ni a su casa ni a la de mis padres, todo el camino estuvo enojado y sin hablar, finalmente cuando ya íbamos a mi casa preguntó, “¿Bueno y cómo estuvo?” “Increible” grité emocionada, “ahhhh” gritamos emocionados, “y entonces ya son novios?” “Siiiii, soy la novia de Roberto, el hombre más atento y más guapo de la universidad y del mundo”. Berni se quedó el domingo en mi casa para hacer tarea, no supe nada de Roberto, recordé que nunca le había dado el teléfono de mi casa y pues mi celular quedó inservible tras el chapuzón, estaba segura que como en el primer lunes de clases, lo encontraría al llegar a la escuela, esta vez con un enorme ramo de flores, eso no pasó, no estaba esperando en el estacionamiento y no se apareció por los salones de prepa en toda la mañana, al término de mi segunda clase no pude esperar más y corrí hacia los salones de ingeniería, no lo encontré, así que me regresé a mis salones, recordé que a las 4 tenía entrenamiento así que estuve ahí a esa hora para verlo entrenar, lo vi salir de los vestidores y correr por la pista hacia el campo, emocionada grité “Robertooo” el solo volteó y se siguió hacia el campo estuve sentada en las gradas todo el entrenamiento, ni un solo ademán o saludo de su parte, lo más humillante fue cuando terminó mientras esperaba afuera de los vestidores, salió con sus amigos bromeando y riéndose, “Roberto” lo llamé, sólo volvió a voltear e hizo un leve ademán de adiós, mientras se alejaba con sus amigos, me quedé petrificada, no sabía que hacer, lo seguí de lejos hasta el estacionamiento y cuando se iba a subir a su camioneta le grité una vez más con la voz entrecortada “Robertooo” esta vez ni una mirada obtuve, prendió la camioneta y se alejó, no me pude contener y empecé a llorar mientras repetía su nombre “Roberto,… Roberto,… qué pasa, Roberto…”. No sé cuánto tiempo  estuve así, sentada en una jardinera, de repente unas luces me iluminaron, era el convertible de Berni, corrí inmediatamente al auto, me solté llorando en los brazos de mi amigo, nos abrazamos fuerte y estuvimos así llorando los dos juntos un largo rato, “honey, sabes que pase lo que pase siempre vas a contar conmigo, ya me tocará a mi sufrir y tú me consolaras, te quiero amiga, te quiero mucho” dijo Berni mientras encendía el auto para llevarme a casa, en cuanto entré subí a mi cuarto y me encerré, no quería ver a mis papas, no sabía que explicarles, tocaron a mi puerta y solo acerté a decirles con la voz lo más controlada que pude que tenía mucha tarea, “tienes que cenar Marina” les dije que ya había cenado con Berni, me sentía destrozada un dolor enorme me recorría partiéndome desde la frente hasta el vientre, y luego se empezaba a multiplicar por cada centímetro de piel que había tocado Roberto hasta que explotaba y me sentía un vaso caído al suelo rompiéndose una y otra vez, una y otra vez esa sensación, y ese dolor, no pude dormir toda la noche, una y otra vez ese inmenso dolor hasta que vi la tenue luz que se colaba por mi ventana, vi el reloj y eran las 6:20 todavía faltaban 10 min para que sonara mi alarma y el gran dolor seguía ahí.

Así siguió todo el semestre, me sentía profundamente engañada, sentí que no valía nada que había sido un juguete, lo peor empezó un par de semanas después, con un poco de cansancio, ganas de vomitar y un asco terrible, lo atribuía a mi tristeza generalizada, pero algo estaba pasando dentro de mí, un mes después y la angustia de no tener mi periodo, me concentré en mis clases, las tareas y los entrenamientos para tratar de no volverme loca, otro mes más y mi periodo no llegaba, Berni estaba desesperado, decía que ya no era la misma y trataba de animarme y llamar mi atención, no dejaba de insistir en invitarme a fiestas y a eventos que yo rechazaba, se aparecía en mi casa con cualquier pretexto y a veces aceptaba salir para no preocupar a mis papás pero decía que ya no era divertida, llegó el final de semestre y no pude más, antes de empezar los exámenes exploté con Berni “Wey, van dos periodos que no me baja, está por llegarme el tercero, no sé qué hacer amigo”, “Wey no mames, voy a ser tío” la voz de Berni era algo confusa, parecía asustado tratando de fingir para darme ánimos, “ya le dijiste a ese cabrón?” preguntó Berni, “Lo he intentado varias veces, pero ni siquiera me deja acercarme, cuando he ido a su salón se va, o en el estacionamiento huye, lo más que he logrado es en los vestidores, que me dijo que tenía prisa y que luego me buscaba, lo he visto algunas veces con chicas y me dan ganas de gritarle y golpearlo, todavía no me he hecho ninguna prueba, pensé que si no lo hacía entonces no estaría embarazada, no sé qué hacer Berni”, “Pues hoy en mi casa, wey sin excusas” dijo Berni, le pedí que mejor esperáramos a que terminaran los exámenes, de todos modos iba a seguir embarazada, nos reímos, creo que fue la primera risa que tenía en todo el semestre.   

La semana de exámenes pasó muy rápida, estuve concentradísima en estudiar y en los entrenamientos, no quería pensar en nada más, llegó el viernes con el examen de química el más difícil de todos, Berni y yo estudiamos toda la noche, el examen parecía de titulación, 1 hora de examen escrito y luego esperar para el examen oral, era un Nazi ese maestro, por fin llegué a casa a las 7pm después de entregar las últimas tareas de proyectos finales y el último entrenamiento del semestre y de repente me invadió una sensación de vacío, el dolor que había estado adormecido volvió con todas sus fuerzas, una ansiedad y una angustia terrible se apoderaron de mí, quería gritar, llorar, golpear la cama, romper todas mis cosas, quería ir a casa de Roberto y romper los cristales, aventar todos los finísimos muebles de su casa a la alberca, quería encontrarlo y golpearlo, de repente no me reconocí y me sentí profundamente asustada, recordé mi periodo y sentí que no podía estar embarazada, no debía estar embarazada, no creía estar embarazada, estaba como loca, solo acerté a ir al cuarto de mis padres y sacar una pastilla de dormir del cajón de mi madre, me tomé una y sentí que no me hacía efecto, solo habían pasado 10 minutos pero yo sentía que habían sido horas, quería escapar, no sé a dónde, creo que quería escapar de mí, a donde fuera, a donde pudiera dejar de sentir, tomé otra cápsula y tras unos minutos otra, y otra, perdí la cuenta en la quinta pastilla, y luego lo conseguí… ya no recordé, ya no sentí.

Berni llegó a las 10.00pm a mi casa, iríamos a la fiesta de fin de cursos, Mis padres habían ido a un compromiso, mis hermanas estaban en casa de una tía, en una pijamada con mis primas, me marcó infinitas veces, y desesperado saltó la reja, entró por la puerta de la cocina que sabía que siempre estaba abierta y corrió a mi cuarto, a las 10:50 ya estaba una ambulancia afuera de mi casa y el equipo de rescate en mi cuarto dándome los primeros auxilios, no recuerdo nada de eso, pero me mencionaron que tenía el pulso muy bajo, no sabían bien a bien que podría haberme pasado y me llevaron así al hospital, mis padres iban en camino para allá, Berni iba en la ambulancia cuando recordó que siempre nos burlábamos que para llegar tarde les daríamos una pastilla de las que escondía mi madre en su cajón a mis padres y a los suyos, les dijo eso a los rescatistas y en el hospital ya me estaban esperando para hacerme un lavado estomacal.

Recuerdo la luz del domingo, una luz tenue que entraba por un pequeño espacio entre la persiana y la ventana del cuarto, como iba abriendo los ojos poco a poco con esa luz y una necesidad inmensa me hizo llamar a mi madre, “mamá?” mi madre corrió hacia mi cama a abrazarme, se abalanzó hacía mí llorando, “Mi vida”, “Mi niña hermosa”, Mi padre también en lágrimas se unió al abrazo, Berni nos veía también bañado en llanto, no se había despegado de mi habitación desde el viernes, de verdad que no podría tener mejor hermano en la vida. El abrazo de mis padres y la presencia de Berni me dio una claridad tan serena como la luz de la ventana, me sentí liberada de mi misma, liberada del dolor profundo que me había causado yo misma por haber confiado tan rápido en Roberto, por haber sentido tan rápido eso tan grande, me sentí ligera y sobre todo me volví a sentir amada, inmensamente amada, me dejé caer agradecida y protegida en los brazos de mis padres con un llanto que salía sin parar, y con él se estaba yendo mi dolor, poco a poco se fue calmando y fue el turno de Berni, mientras me abrazaba me decía “Stupid, me asustaste, pensé que me quedaría sin mi honey” nos reímos entre lágrimas, de repente una sensación extraña me atrapó, recordé las palabras de Berni “Wey no mames, voy a ser tío”, un acto reflejo me llevó las manos hacía el vientre, fue la primera vez que lo mencioné “¿Mi bebé”? ¿cómo está mi bebé?”, Mi madre se acercó y me tomo la mano, Berni sostenía la otra, “Tu bebé, no estará con nosotros, tuvieron que acerté un legrado” dijo mi madre con voz entrecortada, “hay otra cosa que debes saber mi niña”, mi madre no pudo contenerse y soltó el llanto, mi padre tampoco pudo hacerlo, mi padres habían confiado a Berni lo que pasaba y él fue quien lo mencionó, “Honey, tienes VIH”, me quedé petrificada, inmóvil, el silencio invadió mi comprensión, mi mente se quedó totalmente en blanco, el llanto de mis padres se perdió en mi cabeza como si estuviera a kilómetros de distancia, la imagen de Berni se empezó a desvanecer, totalmente en blanco, totalmente inmóvil, flotando en el espacio, sola, sin nada, sin nadie. Y empezó a retumbar en mi corazón, VIH, VIH, VIH una y otra vez y VIH se tornó en la palabra SIDA, SIDA, SIDA. “¿Tengo sida?” pregunté saliendo del estupor, Berni empezó a decir una gran cantidad de palabras que no entendía “No Honey,  el SIDA es una enfermedad que aparece si no te cuidas, afortunadamente te han detectado a tiempo y no tendrás que sufrir, sólo te vas a tener que cuidar mucho, y tomar tratamiento y bla, bla, bla… la verborrea de Berni se volvió a tornar lejana y otra vez sólo retumbaba en mi mente la palabra SIDA, SIDA, SIDA, tengo SIDA, SIDA,…

Llegó el 2do semestre, las Vacaciones habían sido un cambio radical en mi vida, nunca había estado tanto tiempo entre doctores y haciendo análisis de sangre y visitando la clínica del Capasits, investigando que eran CD4, Carga Viral, EST’s, formas de contagio, Antirretrovirales, enfermedades oportunistas, me había aferrado a una idea, vivir al máximo y no dejar que esta estúpida enfermedad me destruyera, necesitaba concentrarme en vencer a este maldito virus, no podía dejar que un solo segundo pudiera entrar la angustia, sentía que si dejaba una pequeña rendija para ella, me iba a carcomer y no podría vivir con el miedo de saber que traía una sentencia de muerte en mis venas, Berni me acompañaba en cada momento y aprendió tantas o más cosas que yo, nos hicimos voluntarios de la clínica del Capasits y cuando empezaran las clases iríamos a las escuelas a repartir folletos (por nuestra edad no nos dejarían repartir condones). Sólo había un pensamiento que de repente me era inevitable controlar, tenía un miedo terrible a regresar a la escuela, tenía un miedo terrible de encontrarme a Roberto, tenía un miedo inmenso de mi misma y de qué podría hacer al encontrarlo, no sé si me pondría a llorar, si trataría de golpearlo, si le rompería los faros y los vidrios a su camioneta si me la encontraba en el estacionamiento, de repente me atacaba la idea de enviar un correo masivo a todos los alumnos de la universidad contando la historia que tuvimos y lo que me pasó por estar con él.

Otra vez otro inicio de clases sin poder dormir antes del primer día, la ansiedad se apoderó de mí y tuve una noche terrible, me angustiaba la reacción de mis compañeros, “¿se habrán enterado de lo que pasó?” “¿Me seguirían aceptando en el equipo?” “¿Le tendría que avisar al coach y a mis maestros de mi situación?” “¿Podré con el esfuerzo físico de estar en el equipo y tener buenas calificaciones?”, muchas dudas pesaban sobre mí, pero en el fondo mi temor más grande era la presencia de Roberto, no sé cómo fue que pude lidiar con su existencia en la escuela después de que jugó conmigo, el campus era grande pero inevitablemente lo llegaba a ver, no sé cómo podría verlo ahora, nunca, nunca, nunca había odiado a nadie y no es un sentimiento que quiero conmigo, nunca había sentido esta rabia provocada por una persona escarbándose y afectando cada poro de mi piel. Afortunadamente no me lo encontré ese día ni durante toda la semana, el viernes Berni pasó por mí al entrenamiento, para llevarme a casa, sabía que tenía algo que decirme porque había estado callado y de repente asestó “Roberto está en el hospital, parece que tiene una neumonía muy fuerte, creo que está grave” Una angustia y un enojo diferentes se aparecieron de pronto, ¿Podría enfermar yo así?, ¿había estado tan cerca de la muerte y no lo había visto?, ¿Cómo pude dejarme llevar tan fácilmente? ¿Por qué todavía no me dan tratamiento los doctores?, ¿Van a esperar a que yo enferme así de grave?, ¿Cómo se estará sintiendo Roberto?, ¿Por qué no se cuidó?, ¿Por qué no me cuidó?, ¿Terminar así a los 22 años una vida que parecía tan perfecta?, ¿terminar así yo a los 16 cuando lo único que quiero es vivir a tope, con tanto qué disfrutar, con tanto qué lograr, con tanto qué compartir?.

El sábado a medio día Berni llegó a mi casa, “Roberto lleva internado 3 semanas, al parecer llegó por diarreas y resulta que también traía principios de neumonía, sus padres lo quieren llevar a un hospital en otra ciudad y no dejan que nadie lo visite, de todos modos por ahora no puede recibir a nadie”, “¿Pero si la última vez que lo vi, creo que fue en la semana de exámenes, me parecía que se veía más musculoso que siempre? ¿Por qué decayó tan rápido? Berni tengo miedo, mucho miedo” “Honey, no te preocupes, seguramente llevaba mucho tiempo con esto y no se había atendido, a ti te detectaron a tiempo y vas a estar en constante revisión, tus papás y yo estaremos siempre al pendiente de que estés bien, también supe que se había inyectado esteroides, de hecho eso es lo que están diciendo en la escuela que se enfermó por que se inyectaba, creo que sus papas fueron los que dijeron eso, y parece que hasta quieren demandar a la escuela, pobre Roberto”.

Sus padres mandaron a Roberto a vivir a otra ciudad, estuvo entrando y saliendo del hospital, parece que nunca aceptó su situación y se rehusaba a tomar medicamentos, No sé cómo hacía Berni pero se enteraba y me ponía al tanto de su situación, alguna vez pensé en verlo, pero no estaba segura de para qué, finalmente el destino hizo que fuera a esa ciudad a estudiar la carrera y mis actividades voluntarias me llevaron al hospital donde “vivió” por última vez Roberto, me topé con él de forma inesperada, a mí me tocaba recibir a los pacientes del programa Capacits y apuntar sus datos para la consulta, no lo reconocí, estaba convertido en un saco de huesos y caminaba con bastón, su tía lo llevaba a fuerza a la consulta, al ver su nombre apuntado mi corazón empezó a palpitar con fuerza, tomé sus datos en forma temblorosa y me alejé, pero de repente un impulso muy fuerte movió mi cuerpo y me llevó otra vez a él, estaba sentado, respiraba con dificultad, me vio acercarme y volteó la cara, llegué frente a Roberto, me puse en cuclillas y tomé sus manos, las besé y le dije que pronto iba a estar bien, Roberto falleció 2 meses después.

Hace un par de años terminé la carrera, Licenciatura en Psicología, estoy estudiando un diplomado en sexualidad, no sé qué me depare el destino, no he podido tener novio, pero Berni se ha encargado de tener muchos por mí, no es que me niegue a tener uno y ya no siento dolor por lo que pasó con Roberto, quizá me da pánico enfrentar el hecho de tener VIH y que mi posible novio no, trabajando en el Capasits me he dado cuenta de lo difícil que puede ser esta enfermedad, pero también he visto que a muchos pacientes les va “Bien” para ellos ha sido un Renacimiento, tomar las riendas de su vida y crecer, Para mí fue un doloroso incidente, pero me prometí que esto no me iba a detener, estoy planeando un viaje a Europa y muchas cosas más, sé que por ahí escondida está la angustia de enfermar pero no dejo que ocupe más de un segundo en mi mente y en mi vida, no tengo sueños rosas, pero tengo sueños reales y los he conseguido poco a poco y espero seguir mucho tiempo aquí consiguiendo más.

viernes, 25 de octubre de 2013

Todo va estar bien II (¿El héroe?)

“Todo va a estar bien”, te dije con una seguridad que me sorprendió mientras te abrazaba. Te soltaste al fin por completo sobre mí y una tranquilidad invadió mi desconcertado ser fortaleciendo ese aplomo que había salido a primer instinto. “Todo va estar bien” repetí una y otra vez y cada vez lo creía más, sintiendo como por fin te dejabas ir por completo en mi, sólo acertaba a estremecerme cuando colocaste tu cabeza en mi hombro, Me olvidé de todo en se momento y sólo quería estar así por siempre, tu así sin defensas por fin creyendo en mí, yo en mi eterno e inconsciente optimismo, los dos en este abrazo de profundo y sencillo amor.
Los dos sabíamos nuestro pasado, parte del cual habíamos compartido intensamente los últimos dos años, un huracán de fiestas con fines de semana interminables, intercambio de cuerpos sin nombre que usábamos cómplices para placer mutuo, un desenfreno de substancias químicas y naturales para desbordar nuestros sentidos, absortos en este hedonismo puro el cual compartimos desde el primer momento. Yo sabía que te amaba desde la primera vez que te vi, me impactaba tu inteligencia y tu tomarte todo tan en serio y al mismo tiempo esa sensación embriagante de no poder esperar nada de ti, de llevar todo al borde, de estar en el límite de todo, siempre con tanta pasión. No estaba seguro de que tu lo sintieras, pero yo sabía que era amor y que nadie más podía llenar cada momento de mi vida con tantas cosas fascinantes, a veces sentía que estábamos cruzando peligrosamente un pantano pero tu pasión y mi optimismo me hacían pensar que siempre llegaríamos a buen puerto, yo sabía que tu arrogancia y sentido de autosuficiencia te hacían poner una barrera, nunca decías “Te quiero” y yo me guardaba para mi las ganas de gritarlo, pero tus llamadas para despertarme para ir al trabajo, tus visitas inesperadas en mi depa con cualquier pretexto, tu de repente soltarme un beso a mitad de la calle me decían lo importante que yo era para ti, lo veía en tus ojos y en tu sonrisa cuando me veías y lo sentía cuando estábamos solos y sobrios besándonos de una forma que sentía que querías entrar dentro de mi y quedarte ahí. A veces me dabas un poco de miedo pero no podía apartarte de mí, muchas veces quise parar este frenesí de cuerpos y substancias que hacías ver de lo más normal, pero no sin ti, finalmente yo también disfrutaba la belleza y el placer y me volví adicto a la sensación de peligro, sabía que no quería esto que vivíamos para el futuro, pero sabía que si te quería a ti en él, nunca hablamos de algo entre nosotros pero sabía que no podías estar sin mi así como yo sin ti, una locura indescriptible llenaba cada momento que vivíamos y ya no podía imaginarme sin hacer la vida contigo.
 
Tanto exceso tenía que dejar huella en tu cuerpo, yo empecé a conocer este mundo de luces nocturnas y excesos constantes contigo, no es que haya sido una blanca paloma pero en mi pueblo no había tantas opciones, tu ya llevabas un largo historial de fiestas y nombres en tu lista antes y durante nuestra historia, recuerdo haberte sentido algo raro esos dos últimos meses, la energía en el gimnasio te había bajado considerablemente, me decías que era normal cuando se terminaba un ciclo de roids pero yo me había puesto el mismo ciclo y seguía metiéndole durísimo, recuerdo ese fin que no salimos por que me quería dar gripa y para el martes tu estabas tumbado en cama con unas fiebres altísimas, me pediste que me quedara contigo, recuerdo tus noches de pesadillas aferrado apretando mi brazo y entre sueños decías “quédate, no me dejes”, a partir de esos días prácticamente viví contigo, se me hacía raro que me pidieras que me quedara esa noche, todos los días me lo pediste y yo encantado de estar contigo, después vinieron las mañanas de diarrea inexplicable durante un par de semanas, te esforzabas por tratar de seguir comiendo todo lo de la dieta y como no faltabas al gym aunque a mitad de rutina te sentías rendido, no entendía bien qué pasaba pero intuía que algo no estaba bien, otra vez mi, a veces tonto, optimismo y tu arrogante empeño en mantener esa imagen de perfección, mi fascinación por que todos los días me pidieras que me quedara contigo, mis ganas de amarte y de sentirte todo mío me impedían cuestionarte y tomar cartas en el asunto.
Así llegó el día de la Fiesta Blanca, estaba muy emocionado, no sé por que había dejado pasar tanto tiempo y tantas cosas para pedirte esto que quería desde el primer momento que te vi, recuerdo que hace dos años notaste mi existencia justo aquí en esta misma fiesta, yo ya te había visto un par de veces antes quedando maravillado por tu belleza y arrogancia y a partir de tu “hola” acompañado de una gran sonrisa quedé fundido, tu mirada se conectó con la mía, te acercaste y platicamos un par de tonterías y de la nada me besaste y esa noche no tuvimos ojos para nadie más, bailamos abrazados, yo me sentía tan cómodo con el calor que despedía tu cuerpo, tu no despegabas tu nariz de mi cuello haciéndome estremecer al sentir tu aliento, parecía que nuestros cuerpos amoldaban perfectamente, terminamos esa noche a las 3 de la tarde del día siguiente exhaustos, tomaste mi mano para salir del after y yo te seguí sin hacer ninguna pregunta, tu casa estaba cerca y caminamos hasta ella sin decir una palabra, así agarrados fuertemente de la mano, nadie me había sujetado tan fuerte y menos me había llevado caminando así por las calles del centro de la ciudad, creo que la gente nos veía no sé si por nuestro aspecto desvelado o por ir de la mano pero yo sólo te contemplaba bajo la intensidad del medio día, tu palidez del desvelo brillaba con el sol del verano quitándote el halo de arrogancia, develando un vulnerable y hermosísimo tu y de la nada esa felicidad inexplicable que siento cada que estoy contigo.
Lo tenía todo preparado, esas semanas que prácticamente había vivido contigo me dieron el valor de lanzarme al gran momento, por fin te diría tal cual: “Te Amo” y pedirte que viviéramos juntos, hasta compré un anillo sencillo con mis ahorros y aunque no podía darme los lujos que tu te dabas no tenía duda que te merecías eso y más, mi emoción no me permitía ver lo desgastado que estabas o más bien trataba de desviar mi atención de tu estado que me aterraba, no es que estuvieras del todo mal, pero sentía que algo extraño estaba pasando y no quería atreverme a hacerte preguntas ni siquiera hacérmelas a mi mismo, creo que en el fondo sabía la respuesta y sabía que podía estar pronto como tu, obvio no quería que estuvieras así, pero creía que si no pensaba en ello y si deseaba con todas mis fuerzas que mis cuidados te hicieran sentir mejor, eso que me aterraba iba a desaparecer. La noche de la fiesta blanca no tenías muchas ganas de salir, la verdad es que no habías querido salir los últimos fines de semana, ya no te habías sentido mal pero me dijiste que estabas cansado, siempre te emocionaba mucho esta fiesta era el evento del año: 24 horas de beats y luces intensas, el culmen del desenfreno, un mar de cuerpos sudorosos vestidos de blanco, que conforme subía el calor de la noche se iban despojando de camisas para mostrar el triunfo de la vanidad, la mayor concentración de músculos y esteroides por metro cuadrado del país y sí, también un flujo interminable de substancias químicas y naturales, prohibidas claro, para los gustos y ánimos de cualquier junkie, la verdad es que para mi la fiesta era lo de menos, te pedí que nos quedáramos en casa pero me dijiste: “estoy un poco cansado, pero no importa, una tacha y me aliviano”.
Ya en la fiesta te vi más relajado no dejabas de verme y por primera vez no buscabas otros cuerpos para compartir, yo no paraba de hablar estaba nerviosísimo, tu mirada fija me ponía aún más nervioso pero al mismo tiempo me hacía sentir único y me daba fuerza para hacerlo, te lleve al centro de la pista, ahí donde nos habíamos visto la primera vez, te regrese la mirada y me quedé viéndote un poco más delgado, un poco más pálido pero inmensamente hermoso, creo que aún más que la primera vez que te vi, tomé tu mano con la mía y con la otra busque en mi pantalón tu anillo, lo puse en tu dedo y acercándome a tu oído te pedí que viviéramos juntos, dijiste que sí, te abracé muy fuerte, más fuerte que nunca y sentí tus brazos rodeándome, tu cuerpo ardía y hacía mi corazón arder y entonces sentí que te dejabas caer sobre mi, sentí tu respiración agitada en mi cuello y te sentía cada vez más pesado, te habías dejado caer por completo en mí, te sujete aún más fuerte para que no te cayeras, las luces y la música dejaron de tener sentido y solo escuchaba tu respiración y tu nombre que salía de mi boca, no recibía respuesta alguna y un gran vacío invadió mi estómago, te saqué de la pista así abrazándote y arrastrando tus pies, al salir de la pista te cargué en brazos y corrí al auto, algunos amigos nos siguieron pero la verdad es que no reparé en nada, sabía que algo estaba pasando y que tenía que actuar, te acomodé en el asiento y encendí el auto, manejé rapidísimo, la ciudad a esas horas vacías y mi pie en el acelerador me permitieron llegar al hospital en 5 minutos…
Despertaste cuatro días después en terapia intensiva, había estado pegado a esa ventana viéndote, yo sabía que ibas salir de esto y cuando te vi abrir los ojos no pude más que sonreír y gritarte emocionado “todo va estar bien”. Quería buscar a las enfermeras o algún doctor, pero no podía despegarme de ti, vi que también me sonreíste y me derretí, quería romper la ventana y darte un beso eterno, después de un par de horas una enfermera se apiadó de mi y me dejó entrar, te di un beso en la frente tratándote de hacer sentir todo el amor del mundo. Ese mismo día te pasaron a piso y otros cuatro días después te dieron de alta, Yo estaba emocionadísimo iba a vivir contigo y con tu mamá que nos iba ayudar a cuidarte, tus papas se habían hecho en estos largos días mis mejores amigos contándome tantas cosas de ti, te veías algo débil pero contento, te traje tu sweater rojo y tus jeans favoritos, te ayude a vestir y a peinarte mientras te decía tonterías para hacerte reír, el doctor nos esperaba en su consultorio antes de darte de alta, te lleve en la silla de ruedas haciendo ruidos de motor rebasando enfermeras y doctores por los pasillos, llegamos con el doctor que nos estaba esperando en la puerta con un rostro muy serio me dijo: “espérenos afuera”, y tu dijiste que no importaba, y por primera vez me atreví a decir “Soy su novio” tomaste mi mano y me hiciste pasar conmigo, el doctor hizo una mueca de resignación, y empezó:
"Tu situación es digamos grave, pero puedes salir de ella, el golpe de calor que te hizo perder la conciencia fue por las drogas pero se vio agravado por una infección en tus ganglios linfáticos y en tus pulmones que no sé por qué no habían mostrado síntomas antes, te hemos hecho varios análisis y pues aquí están lo resultados”
Extendió tres sobres y los fuiste abriendo, Pude ver como se descomponía tu rostro enflaqueciéndose y tus ojos vidriándose con lágrimas contenidas al leer el primero de ellos, me pasaste la hoja, y la leí con calma, otra vez sentí el gran hueco en el estómago que sentí cuando te desvaneciste sobre mi, pero al mismo tiempo sentí algo inmenso en mi pecho y de mi boca salió: “Todo va estar bien” mientras ponía mi mano en tu hombro, el doctor te pidió los sobres y mencionó:
 “Tu cuadro infeccioso nos parecía algo raro, por los ganglios sumamente inflamados decidimos hacerte una prueba con el consentimiento de tus padres (nos esperaban afuera para llevarnos a casa) La prueba Elisa salió Reactiva, lo mismo la prueba de confirmación (Blood Western), eres VIH Positivo, te hicimos otras pruebas para ver en que estado te encuentras”, ambos estábamos pasmados, no entendía bien lo que decía: “Tus células CD4 salieron en 279, tu Carga Viral es de 95 mil copias, debes ir a un CAPACITS cuanto antes para que te digan que tratamiento llevar, te voy a pasar los datos de una Doctora Amiga mía, ella te pude ayudar, y usted joven creo que también es necesario que se haga una prueba, aunque se sienta bien puede usted ser portador”
El hueco en el estómago se amplió, el pánico estaba a punto de inundarme cuando escuche tu llanto y tu voz diciendo: “no, tu no” lleno de tristeza : “no, tu no”, tu voz paró en seco mi miedo, de repente otra vez el fuego en mi pecho y de mi boca un: “Todo va a estar bien”, te abracé tratando de hacerte sentir esa certeza. “Todo va a estar bien”, te dije con una seguridad que me sorprendió mientras te abrazaba. Te soltaste al fin por completo sobre mí y una tranquilidad invadió mi desconcertado ser fortaleciendo ese aplomo que había salido a primer instinto. “Todo va estar bien” repetí una y otra vez y cada vez lo creía más, sintiendo como por fin te dejabas ir por completo en mi, sólo acertaba a estremecerme cuando colocaste tu cabeza en mi hombro, Me olvidé de todo en se momento y sólo quería estar así por siempre, tu así sin defensas por fin creyendo en mí, yo en mi eterno e inconsciente optimismo, los dos en este abrazo de profundo y sencillo amor.
Dos pruebas Elisa y una más tres meses después con el mismo resultado “No Reactivo”, estaba libre del virus, “Todo va estar bien” es la idea que me invadía, no se a bien que significaba, no es que pensarlo nos librara de contagiarme, no es que te librara de enfermar, “Todo va a estar bien” se transformó en “Todo está bien”, no sé si aun no comprendo lo grave de esta enfermedad pero “Todo está bien” porque estoy contigo, acompañándote en tus miedos y en tu mal momento, cuidándote y cuidándome día y noche, dándote ánimos para que recuperes tu ánimo arrogante, sé que no te vas a dejar caer, sé que voy a estar contigo cuando otra vez estés de pie. Todo está bien y tu en mis brazos, durante dos años nunca hablamos de tu y yo ser algo, sólo lo fuimos, viviendo desquiciadamente pudimos encontrar esta paz que sólo tú y yo sabemos entender, No sé si estoy loco por quedarme aquí, pero finalmente entendí que no quiero hacer otra cosa en mi vida más que amarte, no sé si yo podría estar en tu lugar, no sé que pasaría si las cosas fueran al revés y sabes no me importa, no sé si tengo plena consciencia de lo que esto significa ahora y lo que puede significar mañana, parece que tampoco la tienes tu, pero estamos aquí los dos compartiendo nuestra vida y nuestro momento, no me imagino mi vida sin ti y aquí estamos disfrutando “Todo va a estar bien” “Todo está bien.
                                                                                             
I finally realized I need to love, I need to love you.
 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

El Héroe (Todo va a estar bien)


“Todo va a estar bien”, dijiste con tu tono de voz lleno de seguridad mientras me abrazabas, una tranquilidad invadió mi desmoronado ser que se recomponía entre tus cálidos brazos. “Todo va estar bien” repetías pausadamente con tu tono tierno, más tierno que nunca, sólo acertaba a estremecerme con tu aliento en mi oído; lograste que dejara de importarme el mañana y sólo quería estar así por siempre, yo consciente de mi fragilidad, tu en tu tranquila fortaleza de serenidad y fe, los dos en este abrazo de profundo y sencillo amor.

Los dos sabíamos nuestro pasado, parte del cual habíamos compartido intensamente los últimos dos años, un huracán de fiestas con fines de semana interminables, intercambio de cuerpos sin nombre que usábamos cómplices para placer mutuo, un desenfreno de substancias químicas y naturales para desbordar nuestros sentidos, absortos en este hedonismo puro el cual compartimos desde el primer momento, no sabía si era amor, pero sabía que a primera vista había surgido algo entre tus ojos y los míos que no podía explicar, todo parecía fluir naturalmente, el frenesí incontrolable nos parecía de lo más normal, perseguíamos incansables un ideal de belleza y placer llevando nuestros cuerpos al límite de cualquier sensación con la seguridad de que siempre estabas tu ahí, con la seguridad de que siempre estaba yo ahí, nunca lo hablamos pero sabíamos que nos teníamos, nunca dijimos somos esto, pero sabíamos que éramos algo increíble, no podíamos explicarnos como había surgido pero era una magia indescriptible cuando estábamos juntos.

Tanto exceso tenía que dejar huella en nuestros cuerpos, recuerdo haberme sentido algo raro estos dos últimos meses, la energía en el gimnasio había bajado considerablemente, lo atribuía a haber terminado el ciclo de roids sin embargo tu seguías muy campante levantando pesos que yo ya no podía, ni siquiera concluía bien la rutina, luego ese resfriado ligero tuyo que me contagiaste convirtiéndose en mí en una gripa que me tumbó en cama 3 días con fiebres alucinantes, después vino esa semana de diarreas matutinas inexplicables, como había cambiado de dieta pensé se debían a la leche entera que agregué para mantener mi peso, también había perdido el apetito y me obligaba a comer, no iba dejar que el esfuerzo del gym se viniera abajo desinflando mis piernas y hombros que tanto te gustaban.

Así llegó el día de la Fiesta Blanca, no tenía muchas ganas de salir, la verdad es que un ligero dolor de cabeza me hacía preferir quedarme en casa a ver películas, pero la habíamos esperado ansiosos, era el evento del año y no hacías más que hablar del tema, 24 horas de beats y luces intensas, el culmen del desenfreno, un mar de cuerpos sudorosos vestidos de blanco, que conforme subía el calor de la noche se iban despojando de camisas para mostrar el triunfo de la vanidad, la mayor concentración de músculos y esteroides por metro cuadrado del país y sí, también un flujo interminable de substancias químicas y naturales, prohibidas claro, para los gustos y ánimos de cualquier junkie, de los cuales tú y yo éramos de los más intensos. Lograste ver mi desánimo, pero te dije: “no importa, una tacha y me aliviano”, ofreciste no salir, pero habíamos planeado y gastado mucho dinero en esta fiesta, ahora reparo que era para recaudar fondos para un albergue de enfermos de Sida, la verdad en los 5 años que había ido nunca me había importado, ni siquiera sabía el nombre de la asociación, sólo me importaba estar en el centro de la pista y ser el blanco de miradas lascivas, sólo me importaba percibir el olor del deseo extrapolado por las drogas y bailar, bailar, bailar...

Recuerdo que hace dos años nos conocimos ahí, en esa misma pista, terminamos esa noche como a las tres de la tarde del día siguiente, exhaustos tomamos el camino a mi casa y sólo acertamos a llegar a dormir, nunca fue tan increíble el trivial hecho de dormir, tu cabeza en mi pecho y tus anchos brazos en mi cintura, y por primera vez ese estado de perfección que me haces sentir, esa misma fiesta donde empezó nuestra historia, ahora fue punto de quiebra entre tu y yo. Las drogas me dieron una sensación de ligereza borrando el dolor de cabeza, estaba un poco "ido" pero me parecía normal, tu no parabas de hablar con un nerviosismo incontenible, raro en ti; me llevaste al centro de la pista y de repente me viste muy fijamente a los ojos, tomaste mi mano y de tu bolsillo sacaste un anillo, lo pusiste en mi dedo y dijiste acercándote a mi oído: “quiero que vivamos juntos”, no sabía si había entendido bien, pero las piernas se me doblaron, te abracé mas fuerte que nunca y te dije sí y en ese abrazo poco a poco fui perdiendo la consciencia, las luces de estrobos y lásers empezaron a fundirse convirtiéndose en una sola muy intensa, tu voz a lo lejos llamándome acompañada de murmullos y de repente nada, sólo el aire tibio martilleando en mi torso desnudo, y esa intensa luz…

Desperté cuatro días después en terapia intensiva, lo primero que vi fue tu rostro sereno a través de la ventana y leyendo en tus labios esa primera vez que decías: “todo va estar bien” tu sonrisa como siempre lo iluminaba todo, parece que en esos cuatro días te habías dedicado a conquistar a las enfermeras que me hablaban como si me conocieran de siempre: “No se le han despegado un minuto joven, se ve que lo adoran” me decían una tras otra, una de ellas te dejó entrar de contrabando a que me dieras un beso, lo cual hiciste tan dulce en la mejilla, siempre había estado expuesto a tu lujurioso ímpetu y ahora veía un hermosísimo y tierno tu. Mi madre te adoraba más que nunca viéndote siempre ahí con palabras de consuelo para ella y un fuerte apretón de manos para el serio de mi padre. Ese mismo día me pasaron a piso y otros cuatro días después me dieron de alta, me sentía muy débil y mi imagen en el espejo me lo confirmaba, había bajado un poco la presión en el pecho al respirar, pero una extraña palidez me había invadido borrando mi bronceado de cama uv  y las ojeras se encajaban en mi rostro enflaquecido, siempre perdía uno o dos kilos en esas noches de 24 horas, pero ahora le calculaba al menos unos 5, el doctor nos esperaba en su consultorio antes de darme de alta, me llevaste en la silla de ruedas haciendo ruidos de motor rebasando enfermeras y doctores por los pasillos, llegamos con el doctor que nos estaba esperando en la puerta con un rostro muy serio diciéndote: “espérenos afuera”, le dije que no importaba, completaste con un “Soy su novio” (¡NUNCA lo habías dicho!), tomé tu mano y te hice pasar conmigo, el doctor hizo una mueca de resignación, y empezó:

“Tu situación es digamos grave, pero puedes salir de ella, el golpe de calor que te hizo perder la conciencia fue por las drogas pero se vio agravado por una infección en tus ganglios linfáticos y en tus pulmones que no sé por qué no habían mostrado síntomas antes, te hemos hecho varios análisis y pues aquí están lo resultados”

Me extendió tres sobres los cuales abrí sin saber que me esperaba, El primero era una prueba Elisa que decía Reactivo, quedé mudo, no estaba seguro de lo que significaba pero recordaba alguna conexión entre Elisa y SIDA, apenas pude pasarte la hoja, la leíste con calma, siempre me había parecido que te tomabas todo a la ligera y lo comprobaba una vez más, a veces me caía gordo eso de ti, pero en este momento se volvía una virtud, volviste a decir “Todo va estar bien” mientras ponías tu mano en mi hombro, el doctor te pidió los sobres y mencionó:

“Tu cuadro infeccioso nos parecía algo raro, por los ganglios sumamente inflamados decidimos hacerte una prueba con el consentimiento de tus padres (nos esperaban afuera para llevarnos a casa) La prueba Elisa salió Reactiva, lo mismo la prueba de confirmación (Blood Western), eres VIH Positivo, te hicimos otras pruebas para ver en que estado te encuentras”, yo estaba pasmado, no entendía bien lo que decía: “Tus células CD4 salieron en 279, tu Carga Viral es de 95 mil copias, debes ir a un CAPACITS cuanto antes para que te digan que tratamiento llevar, te voy a pasar los datos de una Doctora Amiga mía, ella te pude ayudar, y usted joven creo que también es necesario que se haga una prueba, aunque se sienta bien puede usted ser portador”

En cuanto se empezó a referir a ti se soltó el borbotón de llanto con un “no, tu no” lleno de tristeza, la perspectiva de que tu enfermaras y más el que fuera mi culpa terminó de romperme,  fue entonces que me abrazaste “Todo va a estar bien”, dijiste con tu tono de voz lleno de seguridad mientras me abrazabas, una tranquilidad invadió mi desmoronado ser que se recomponía entre tus cálidos brazos. “Todo va estar bien” repetías pausadamente con un tono tierno, más tierno que nunca, sólo acertaba a estremecerme con tu aliento en mi oído; lograste que dejara de importarme el mañana y sólo quería estar así por siempre, yo consciente de mi fragilidad, tu en tu tranquila fortaleza de serenidad y fe, los dos en este abrazo de profundo y sencillo amor.

Afortunadamente saliste “No reactivo” dos pruebas Elisa y una más tres meses después con el mismo resultado. Para mi Efavirenz por la mañana y por la noche. Tu infinita paciencia me hizo más llevadero el pánico que me envolvió en estos primeros meses, no sé que pasará mañana, pero espero que esta noche me vuelvas a decir “Todo va estar bien”, como lo has hecho cada noche desde ese día mientras me abrazas,  creo que todo está bien, eso siento cada que me acompañas a mis citas. Todo está bien, es lo que siento cada noche y cada mañana cuando me recuerdas “Tu pastilla, amor”. Todo está bien y yo en tus brazos, durante dos años nunca hablamos de tu y yo ser algo, sólo lo fuimos, viviendo desquiciadamente pudimos encontrar esta paz que solo tú y yo sabemos entender, eres mi héroe, no me dejaste caer y aquí estoy yo entendiendo, que todo puede cambiar, que somos resultado de nuestros actos, que una situación difícil se puede tomar para bien, no sé si tengo plena consciencia de lo que esto significa ahora y lo que puede significar mañana, parece que tampoco la tienes tu, pero estamos aquí los dos compartiendo ahora en esta monogamia de la que tampoco habíamos hablado y aquí estamos disfrutando yo de abrazarte y hacerte de comer, tu de cuidarme y decirme todas las noches “Todo va a estar bien”.

Dedicado a esos dos hermosísimos exnovios que quisieron estar conmigo en parte de estos 5 años a pesar de todo y a pesar de mí. Los AMO =).

jueves, 29 de agosto de 2013

Con Estrella (De nacimiento).

Siempre he querido pensar que mi mamá deseaba que pudiera sentir este sol en mi cara mientras mi nariz respira el fresco olor a sal y mis oídos escuchan el intenso oleaje de Cuyutlán, que tan sólo por estos minutos de perfecto placer y paz que me puedo tomar todos los días mi madre prefirió tenerme aunque sabía que no podría cuidarme, aunque yo hubiera nacido del gran dolor que habían causado en su vida. Siempre he querido pensar que mi madre deseaba tanto que pudiera disfrutar de la vida que a ella le habían hecho desdeñar, que quería que disfrutara de despertar y sentir las sábanas rozando mi piel mientras el sol entra travieso entre las rendijas de la persiana para despertarme, que la recordara con el olor del café recién preparado inundando la casa, que disfrutara de todas estas cosas sencillas que hacen el día a día tan pleno, como la sonrisa de la abuela mientras me grita a todo pulmón que baje a desayunar, a veces pienso que su única misión en la vida es ponerme gordo, lo bueno es que me escapo de ella para ir a la escuela y para jugar con mis vecinos si no por ella estaría comiendo todo el día.
Nunca he tenido otra realidad más que esta, así nací, en esta playa donde mi bellísima madre se volvió loca, mi abuela también lo hizo, se volvió loca por mi, creo que el haber perdido a su hija de una manera tan dolorosa la hizo volcar todo su amor hacía mi, agradezco tanto a mi Madre y tanto a Dios haberme dejado con mi abuela, esta mujer madura llena de alegría y de energía, que me ha dado la mejor vida que alguien pueda tener, llena de pequeñas aventuras, de hermosos detalles todos los días, alejando cualquier miedo que cercara mi sonrisa.
 
Recuerdo cuando empecé a tener consciencia de las visitas mensuales a la clínica, y el miedo que me producía saber el que a lo mejor ese día me tocaba toma de muestras, el pánico que me provocaba tener que enfrentarme al monstruo de la aguja y como mi abuela convirtió esa aventura en una conquista de dragones y princesas, donde ella y yo éramos los héroes, y si me tocaba la toma de sangre, ver sus mangas arremangadas y pedir que a ella también le tomaran su muestra, hacerse la valiente mientras le sacaban su preciosa sangre antes que a mí aunque ella no lo necesitaba, sólo por mi, sólo para que no tuviera miedo de las malvadas agujas y al terminar pararse triunfante con un grito de victoria, haciéndome reír con sus muecas y saltos grotescos, haciendo reír a las enfermeras a las que platicaba todas mis gracias y travesuras de niño. Recuerdo como me despertaba tempranito y nos subíamos a la camioneta del tío Juancho que malhumorado nos llevaba hasta Colima para la consulta, ahora voy solo en el primer camión de la mañana pensando en la sonrisa de la abuela, nunca le digo cuando me toca consulta aunque a veces encuentra mi carnet y no hay forma de disuadirla a que se quede y me acompaña junto con el tío Juancho y su amodorrado malhumor, ahora soy yo el que maneja la camioneta en esos días, cantando Sr. Sol con la abuela mientras vamos por la carretera.
 
Ya casi tengo 18 años, estoy por entrar a la universidad, ahora tengo tantas ganas de vivir, como siempre las he tenido, como las ganas que tiene mi abuela de hacerme feliz, ahora tengo ganas de gritar y de cantar, de estudiar con ahínco y de conquistar al mundo, no sé si este virus es bueno o es malo, gracias a los cuidados y disciplina de la abuela nunca he estado realmente enfermo, pareciera que en mi caso ha sido un virus de “salud” un par de pastillas al día y todos mis catarros son de un poco de flujo nasal por tres días un par de veces al año, mi viruela infantil fue muy benévola conmigo, nunca sufro del estómago y mis riñones e hígado han resultado ser muy fuertes, hago deporte todos los días y me siento lleno de energía, he visto mucho sufrimiento y enfermedad en la clínica, pero gracias a Dios y a mi abuela en estos 18 años no he pasado enfermedad grave, ahora me toca cuidarme a mí, tendré que dejar mi hermoso Cuyutlán para estudiar en Colima, ya no tendré la voz de la abuela despertándome todos los días para darme mi pastilla y el desayuno, ya no estará en la puerta de mi cuarto esperándome en la noche para darme la segunda dosis, ahora me tocará prepararme a mi las 5 comidas diarias que me recomendó el doctor, lavar con sumo cuidado las verduras y frutas que disfruto comer todos los días, tener mi cuarto en la pensión impecable de limpio, espero pronto terminar mi carrera y trabajar muy duro, espero ser pronto yo el que cuide de mi hermosa abuela. Espero este virus nunca me detenga en mi propósito de hacer sonreír a la abuela todos los días como ella lo intenta conmigo, deseo poder ganar lo suficiente para jubilar la camioneta del tío Juancho y llevarlos a pasear por el mundo.
Mi abuela dice que tengo estrella, esa estrella azul de la tarde, yo sé que soy hijo de venus, mi hermosa madre, que sabía estaría mejor con la abuela. Mi Abuela dice que mi estrella me ayudará a encontrar una mujer tan bella como mi madre, yo quiero encontrar una tan alegre como mi abuela, y mientras la encuentro la tengo a ella para llenar mis alegrías y tristezas. No me preocupa el virus, sé que cuando encuentre a esa mujer todo será perfecto y no habrá ni virus ni ninguna otra cosa que se interponga entre nosotros. Sí, definitivamente tengo Estrella, vengo con ella de nacimiento, mi vida podría haber sido una tragedia, una madre violada que no supo que hacer con ese dolor más que tenerme, que sucumbió después de su embarazo ante el dolor de la enfermedad y la tragedia de sentirse usada. Un virus invadiendo mi cuerpo, un virus que puede ser mortal y que no daba muchas expectativas a mi vida, un pueblo alejado sin muchos recursos para atender la salud de su gente, una época donde todavía no había tantos avances y conocimiento de como tratarme, no conozco otra realidad, no sé si pude estar mejor, he tenido este virus todo mi vida, es mi realidad de nacimiento, una realidad que ha sido buena conmigo, que me dejó al cuidado de una cariñosa abuela, y un regañón Tío Juancho, una realidad en la que el cuidado de mi salud es cosa de todos los días, donde he podido ser inmensamente Feliz, definitivamente tengo estrella, se llama Romina, mi hermosa abuela.
 
(Dedicado a todos esos padres, abuelos, tíos que han vencido tantos miedos y se han volcado en un tierno cuidado de seres queridos con alguna enfermedad o padecimiento, entre ellos a mi MAMÁ).

viernes, 16 de agosto de 2013

No es para tanto

Después de siete años pareciera que fue hace otros siete más, ya ni recuerdo las palabras de mi ex amado novio al cortarme cuando le dije la gran y “positiva” noticia, la verdad es que tampoco me acuerdo bien de su cara.

Después de siete cortos y a la vez largos años esto se ha vuelto algo tan cotidiano, ya me parece de lo más normal las tomas de sangre cada seis meses, las consultas mensuales para ir por medicamento acompañadas de las filas en la farmacia, obsesionarme por tomar una pastillita en punto de las 10 y media de la mañana y otra a las diez y media de la noche exactas, ni un minuto más ni un segundo antes. Lavar y desinfectar todos los alimentos se ha vuelto un acto reflejo, decir no a casi cualquier comida de la calle es un mantra (ahhh excepto los churritos con salsa, lo siento). Ya le perdí el miedo a mi perra: dejé tiempo atrás los guantes y tapabocas que usaba para limpiarle todos los días el patio, ahora la cargo y la beso con profusión; ya no me acordaba que me daba pánico subirme al bus y agarrarme de los tubos llenos de gérmenes o el drama del fin del mundo que me provocaban estornudos insignificantes a mi alrededor, las nauseas de mis primeras citas en el hospital viendo la sala de espera con tres o cuatro zombis esperando su revisión, ahora que son mares de gentes que esperamos horas me parece de lo más normal y dejó de pasarme por la cabeza el que me puedan contagiar de gripes y salpullidos mortales.

¿Estoy mejor o peor? no lo sé, no estoy un día con el virus y otro día sin él para comparar, sólo sé que estoy aquí y estoy bien: puedo trabajar, puedo divertirme, una borrachera de vez en cuando, ir al gimnasio y a correr; también puedo ligar: puedo decirte guapo sin miedo y ¿sabes? me lo dicen a mí de vez en cuando, puedo ver lo cachondo que eres y sentir lo sexi que soy yo, puedo rozar tu mano y verte con mirada perversa mientras paso a tu lado. Puedo caminar hasta ti e invitarte a bailar y puedo hacerte el amor,… claro con condón.

Después de tanto tiempo y tantas cosas ya no recuerdo lo que es vivir sin este virus, pero ahora sé que no es la muerte, que te puedes morir si no te fijas al cruzar la calle así como si no te fijas con quien te metes. Una distracción manejando y ahí quedaste, que tanto a ti como a mí nos puede matar una infección estomacal desconocida o algún virus o bacteria resistente, que es más fácil que te de cáncer por tus antecedentes familiares a que me de a mí q no hay nadie con mi sangre que lo haya sufrido. Sé que la diabetes o la hepatitis pueden ser más difíciles de llevar que el VIH, que sólo me tengo que cuidar como me cuidaba mi madre cuando era niño y no olvidar mi pastillita salvavidas (a veces las combino: un arv + un salvavidas no más por ridículo).
 

No es que esté exento de cualquier peligro pero tampoco lo estás tú con tu prueba Elisa negativa, la muerte nos viene acompañando desde el primer segundo que salimos del útero, es lo único que tenemos por seguro, así que ni pienso en ella, sé que está buscando el momento oportuno para ti y para mí, así que en lo que llega me dedico a disfrutar y tratar de estar aquí el mayor tiempo posible, gozando de mi cuerpo que no es de revista pero a mi me parece bello, gozando de verte que a mis ojos les resulta el placer más grande, tratando de atrapar tu mirada una vez más, quizá con las palabras correctas me besarás, ni tu ni yo somos culpables de esto, y la verdad es que qué más da, no es para tanto.
 
No te lo deseo pero si te pasa sabes que contarás conmigo. No te asustes, No es para tanto, tampoco es tan fácil que te contagie y si nos cuidamos es practicamente imposible, nuestro amigo de látex será testigo de nuestro amor, de todos modos siempre lo usas, ¿no? De verdad, no es para tanto, aparte con mis arv hace mucho tiempo que soy indetectable y espero mantenerme, así que estoy igual que tu: limpio y saludable, y ya ves, tengo mejor condición, siempre te gano cuando corremos en el parque, te agitas cuando tienes que subir dos pisos y cuando salimos a las 3 ya te quieres dormir, ni una sola gripe y tu ya llevas dos muy fuertes en este año que te conozco, creo que te hace más daño a ti el cigarro que a mi el virus, ¿ya ves? no es para tanto, sabes que aquí estoy, ya no te hagas el difícil y dame un beso.