Mostrando entradas con la etiqueta Amor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Amor. Mostrar todas las entradas

miércoles, 3 de septiembre de 2014

A ras de tierra

Estabas a ras de tierra y no te vi, tuve que cavar hasta el fondo de mi para encontrarte (Juan José Arreola).

¿Donde está el fondo?, ¿Ya lo encontré? ¿Hasta donde tengo que llegar?, ¿Qué más me tiene que pasar para aceptar esta realidad que me está debilitando cada día más? ¿Qué nueva enfermedad me tiene qué atacar con toda su fuerza para comprender que algo está pasando en mi cuerpo? dos años de fiebres constantes, de gripas de 10 días que regresan cada mes, de ganglios inflamados por todo el cuerpo,  2 años y 15 kg menos, diarreas incontrolables sin razón alguna, vómitos y dolor al tratar de comer cualquier alimento ¿Hasta donde tengo que cavar?, ¿por qué no puedo hacerme una maldita prueba? ¿Por qué no puedo ni siquiera decir esa maldita palabra? ¿Quizá si no lo digo, quizá si pienso que mañana estaré bien, lo esté?.

No sé por que llegué aquí, no puedo ser yo quien cargue con esto, yo que siempre me he cuidado, yo que casi siempre contuve mi carne, yo que siempre te cuidé, y tú, tú te ves tan normal, tú que si te has dejado ir entre tantos cuerpos, tú que después de mi te has dedicado a conocer uno y otro y otro más si ningún pudor, yo que he terminado por rechazar a un par que me ofrecían lo que yo tenía para ti ahora me tengo que enfrentar a esto, cayéndome en ese hoyo cada vez más profundo. Tú, tú tan campante y tan saludable, tú que has pasado por tantos placeres vienes y me confrontas.

Tú ¿Cómo te atreves tú a decirme que puedo estar muriendo? ¿Cómo te atreves tú a insinuar que puedo ser veneno? ¿Cómo puedes decirme que en mi sangre llevo la carga de eso que no quise ser, de eso que no quise dejar crecer, de eso que apenas dejé fluir cuando estuve junto a ti? ¿Cómo puedes estar tan bien? ¿Cómo puedes ser tan feliz y tan brillante? Yo no puedo estar así, si tú no lo estás conmigo, tiene que ser otra cosa, tiene que ser la depresión por tu partida, ese tanto extrañarte todos los días de estos últimos cinco años sin ti. Esos dos años tan intensos junto a ti se han convertido en estos dos años de estarme borrando poco a poco, de estar siendo cada día un poco menos yo.

Y ahora estamos aquí, otra vez juntos, otra vez con tu brillo cegador llenando la sala del hospital, llegaste con tu sexto sentido justo en el momento en que ya no podía sostenerme a mi mismo para cargarme con tus brazos cada vez más fuertes. ¿Por qué siempre estás aquí junto a mí? ¿Por qué siempre llegas en el momento justo en que parece que me derrumbaré? ¿Por qué sigues recordándome con tu presencia que ya no eres mío? ¿Por qué me has ayudado en cada tropiezo, cada vez más profundo, que he tenido en estos 5 años sin ti?

A veces quisiera saber que ya no tengo más tu ayuda, a veces quisiera saber que te he superado en brillo, que soy yo quien te rescata y revive esa sonrisa en tu rostro. A veces eres una bofetada de fuego y ácido que me quema en cada abrazo con que intentas reconfortarme, a veces creo que esto me lo estoy haciendo yo mismo para tratar de que estés junto a mi. A veces quisiera regresar estos 7 años de saber de ti y no haberte dicho Hola, a veces quisiera tener esa ligereza que tienes para vivir, para decirme así tan fácil: “Creo que tienes SIDA”, para decirme así tan fácil : “Échale Ganas, solo tu te vas a sacar de esto”.

A veces quisiera tener esa facilidad tuya para aventarte al vacío, para aceptar lo que viene, para volar hacia donde te lleve la vida. A veces quisiera haber tenido el valor de haberte dicho adiós ese mismo día en que te conocí por que sabía que me ibas a dejar. A veces quisiera ser yo el de los brazos fuertes, para poder estar junto a ti y ser yo quien te levante. Yo era perfecto cuando te conocí, era fuerte y poderoso, pensé que podría retenerte junto a mi para siempre, y ahora estoy aquí sin ti, y sobre todo sin mí, no se donde me quedé tratando de seguirte de cerca, ya no pude mantener más tu paso y te fuiste, y solo vienes de vez en cuando, justo cuando estoy a punto de caer y me das tu mano, que ahora es de amigo,  que no es la mano que yo quiero, la mano que está presta para ayudar pero que ya no me ama, la mano con la que cavo cada vez más profundo, tratando de ver hasta donde estira, hasta donde puede mantener su fuerza, la mano que era mía cuando yo te levanté sin que me lo pidieras, con esa presunción y arrogancia que me daba el creer que yo te arropaba, cuando en realidad tu me desnudabas, y quitabas cada pieza de mi coraza, descubriendo que solo estaba vacío.

Quisiera de verdad tocar el fondo, dejar de cavar y quedarme aquí, ya no voltear más a ver si sigue ahí tu mano, voltear mis ojos hacia el fondo y cerrarlos para fundirlos en la obscuridad y dormir, dormir sedado en ese negro profundo. A veces quisiera poder decirte adiós, pero ahora tengo que enfrentar esa odiosa palabra que me pusiste de frente, que me pides que venza, ese odioso veneno que tendré que combatir con más veneno, ahora estoy aquí postrado en esta cama contigo a mi lado y de la cual tengo que salir para alejarte de mi.

¿Hasta donde tengo que cavar para aceptar que ya no estás aquí? ¿Hasta donde tengo que cavar para encontrar ese quien era YO antes de ti? ¿Hasta donde tengo que cavar para aceptar esta realidad que corre en mis venas? ¿Qué tanto puedo soportar para hacer algo por mí? Estabas a ras de tierra y no te vi, tuve que cavar hasta el fondo de mi para encontrarte*.


*Ágrafa musulmana en papiro de oxyrrinco/Juan José Arreola.

Dedicado a mi amigo ACC, espero que puedas sostenerte fuerte con tus manos.

lunes, 24 de febrero de 2014

FIRST TIME

La emoción y la angustia de una nueva etapa no me dejaron dormir toda la semana, era tiempo de crecer, nuevos compañeros, nuevas actividades, materias que nunca había llevado, la prepa se me abría como un nuevo universo totalmente desconocido, cuando podía conciliar el sueño me perdía en medio de un todo vacío negro avanzando entre la total obscuridad y de repente tropezaba, no era precisamente una pesadilla, pero una sensación de angustia me acompañaba durante mi sueño, por otro lado no podía dejar de caminar y sabía que si avanzaba más empezaría a encontrar señales de vida o alguna tenue luz, cuantas emociones recorrían mi cabeza y mi cuerpo, mi apetito y mi estómago estaban convulsionados, por fin mañana era el gran día.

Los últimos días en la secundaria no habían sido los mejores, de repente en tercer año di el “estirón”, pasé de ser de las medianas-chaparritas a la última de la fila, 1.78 de estatura me permitió ser por fin la capitana del equipo de volibol y la principal anotadora, de repente todos mis compañeros se fijaban en mí, mis compañeras al contrario me empezaron a dejar de hablar, las que antes se burlaban de mi por lo plana que estaba me volteaban a ver de reojo, yo me sentía un poco apenada por este doble crecimiento, de estatura y de bubis, la estatura me venía muy bien para el equipo, pero las bubis me abrumaban, un par de veces noté como se me quedaba viendo un mocoso de primer año, y lo peor fue cuando su amigo me aventó corriendo y me las apachurró, me dio mucho coraje me puse roja y me fui al baño a llorar. Me sentía rara, como que no encajaba, las pláticas de mis compañeras me parecían muy estúpidas hablando de marcas de ropa y de los “hombres” guapísimos y experimentados que nos esperaban en preparatoria, recuerdo a una en especial que hablaba de sus encuentros con un chico de universidad, la verdad es que no entendía a bien sus pláticas y ni me interesaban, por otro lado mis compañeros empezaban a hacerme insinuaciones que me abochornaban y sentía que se burlaban de mí, mi grupo de amigos se limitó a un par de compañeras de equipo de mi mismo grado y a Pedro y Bernardo los dos más estudiosos del salón, todos decían que Berni era maricón pero a mi no me importaba, decía cosas tan divertidas y tan interesantes y me repetía incesante que para qué estudiaba, que con lo largas que se habían vuelto mis piernas conquistaría al mundo pero que tratara de mantenerlas cerradas lo más que pudiera y que escogiera muy bien al primer hombre de mi vida porque lo recordaría por siempre, pero sobre todo que no confiara en nadie a la primera, la verdad es que tener novio era lo q menos me interesaba, los niños de la escuela salvo Pedro y Berni me parecían tan tontos que todo lo que me importaba era anotar muchos puntos en el siguiente partido y tratar de sacar las mejores calificaciones para conseguir la beca deportiva en el bachillerato de la universidad privada de mi ciudad, era el mejor equipo de volibol del país y también tenía varías de las carreras más prestigiadas y obtener la beca les ahorraría a mis padres al menos la colegiatura de la primera de sus 3 hijas.

Y así llegó el gran lunes, Berni se había inscrito en la misma escuela que yo y convenció a sus padres de dejarlo dormir en mi casa para ir juntos al primer día de clases, mis padres lo veían de alguna forma como un hijo más, el hijo varón que no tuvieron, no precisamente el que se imaginaron pero si uno que los hacía reír mucho y con el cual sentían que su hija bonita podría estar siempre acompañada y segura, y si, la verdad es que Berni me cuidaba como perro guardián, en las fiestas a las que íbamos era el primero en decir que ya era hora de irnos y si algún muchacho se acercaba a hacerme plática no se separaba ni un segundo y a los 5 minutos ya estaba entre los dos acaparando la atención. La verdad es que no me molestaba en lo más mínimo al contrario, era un gran alivio para mí, hasta ese día. Sus padres le habían regalado un convertible por sus calificaciones y por haber obtenido la beca de excelencia por el mejor examen de admisión, yo logré mi beca deportiva así que con mi primer día de clases me esperaba mi primer día de entrenamiento, casi le da un infarto cuando le dije en pants que estaba lista, “¿¿¿ESTÁS LOCAAAA HONEY??? Gritó a todo pulmón, y rápidamente fue a mi closet para sacar una falda corta y una blusa que me había regalado, “La primera impresión es la que cuenta” dijo, “No quieres que al primer  día de clases te conviertas en la niña de las pijamas, ten, ponte estos tacones y nada de que me duelen los pies, aparte los pants no combinan con un convertible” “No seré la de las pijamas, pero niña jirafa si” “Top Model, Honey, así que a impresionar”.

El estacionamiento nos estaba esperando a medio llenar, nos pusimos junto a una camioneta y justo cuando iba bajando también se bajó su conductor, la verdad es que no lo vi  y chocamos tirando mis libretas y mi laptop, Era un chavo de Universidad, 15cms más alto que yo, me pareció inmenso,  me ayudó a recoger mis cosas y sonriendo me dijo “Hola, soy Roberto, prepa verdad?” balbuceé un “sí”, “¿Primer día?” solo acerté a decir otra vez “sí”, “Te acompaño, los salones de prepa me quedan de camino” dijo mientras cargaba mis cosas, Berni intervino con un airado “Viene conmigo”, me puse rojaaaaa, me había olvidado de Berni por un segundo y no sé por que por primera vez en mi vida deseaba que no estuviera junto a mí, Roberto dijo, “bueno pues los acompaño a los dos” Berni me tomo de la mano y como siempre acaparó la conversación, en los 5 minutos que tardamos en llegar al salón supimos que Roberto estaba en último año de Universidad, jugador de Americano y estudiaba ingeniería industrial, se despidió de Berni y después de mi con un “Adiós Niña Guapa” y una sonrisa, volví a ponerme roja e inmóvil, “La próxima vez que te vea me dices tu nombre” y se alejó “Marina” grité cuando ya había avanzado unos 20 pasos, “Marina” Volví a gritar y volteó con su encantadora sonrisa para alejarse otra vez, Berni se acercó pegándose a mi oído y cruzando su mano por mi cara hizo un tronido de dedos y dijo “Despierta”.

Dos semanas de encuentros casuales en el campus con Roberto y me invitó a ir al cine, Berni se puso como histérico en cuanto le conté, “¿¿¿Estás Loca honey???” es mucho más grande, búscate uno de tercero de prepa, pero uno de último año de universidad?” dos horas después y Berni ya lo había investigado de Pe a Pa, no se contuvo en pasarme el informe completo: “Tiene una fama de mujeriego tremendo, y al parecer ha embarazado a un par de chavas que terminaron en aborto, Su última novia oficial debió haber regresado este semestre para terminar su último año en la misma carrera que él pero al parecer le afectó muchísimo que cortaran, dicen que no respeta ni a las novias de sus amigos, y por supuesto no deja libre a ninguna de las golfas que vienen de intercambio”, No me percaté de nada de lo que me dijo, solo pude decirle “Porfa, Porfa, el sábado voy a decir que salgo contigo, pasas por mí y me llevas a la plaza? Primero vamos a tu casa y me ayudas a arreglarme? Me quiero ver increíble”, “No seré tu alcahuete honey” dijo Berni, con cara de enojado y después de una pausa de 5 segundos “Esta bien, pero porfa, ten mucho cuidado con ese cabrón y me cuentas tooooodo, y yo pasó por ti otra vez a la plaza, no salgan para nada de ahí”.

A las nueve en punto Berni estaba marcándome desde la puerta del cine, tardamos 5 minutos en llegar, al verlo  Roberto dijo “tu Chihuahua Guardián no te deja ni respirar, verdad? Pero eso va a cambiar pronto, vas a tener a un hombre de verdad que te cuidará” se despidió de mi tronándome un beso en la mejilla y le hizo un ademán a Berni, corrí hacia donde estaba volteando para ver a Roberto, “Honey, PARAAAA” dijo Berni con tono de enojado, “estás como toda lela wey” “Ya Berni, Déjame en paaaaz”, nada podría quitarme la sonrisa de la cara, “Bueno y como te fue?” “Muy bien” y mi sonrisa aún más grande se pintó en mi rostro, “Es todo un caballero, no hay nada de qué preocuparse, es super atento, estuvimos platicando de todo, de cómo me iba en el equipo de voli, que si quería entrar a la selección de las grandes, de mis materias, de mi familia, hasta de ti!, en el cine me tomó de la mano! Pero no quiso agarrar de más, me dijo que quería que nos veamos más seguido fuera de la escuela” “¿Por qué afuera de la escuela?” preguntó Berni enchuecando la boca, “No sé, para conocernos mejor supongo”.

Una semana más y el primer beso, en el parque cerca de mi casa, recargados en su camioneta me tomo de la cintura y viéndome diréctamente a los ojos dijo “Me Fascinas Marina” y se acercó a mi cara, pude sentir cómo su labios tocaban poco a poco los míos y mis piernas se doblaron, sentí que me iba a caer y temblaba, fue un beso tierno, muy lindo, mi primer beso, los labios de Roberto sabían a…, no sé a qué, pero ¡quería volver a sentirlos! Pasaron otras 3 semanas y nuestra primer fiesta juntos, Berni pasó por mí a casa, estaba un poco enojado porque lo había hecho un poco a un lado y según él seriamos los Reyes de la prepa, pero ahora pasaba todo mi tiempo entre el equipo, Roberto y mis tareas, también estaba preocupado, la fama de Roberto no le gustaba para nada y me decía que no lo dejara tocarme nada ni llevarme a lugares a solas.

Roberto pasó por mí a las 8, mis padres me dieron permiso hasta las 12 confiados en que Berni siempre se encargaba de que regresáramos a casa puntuales, me pidió que le mandara mi ubicación para que pasara por mí a las 11:30 en punto, llegamos a una casa en una colonia muy fresa pero no había nadie, Roberto me abrió la puerta y dándome la mano me ayudó a bajar, Pregunté por qué no había gente, y  me dijo “Ven, es mi casa, mis padres no están, la verdad es que prefiero estar a solas contigo y cenar y platicar juntos al ruido y a mis cuates del equipo borrachos, aparte pensé que te gustaría más que tuviéramos una noche especial”, “Noche especial?” pregunté “Si, ven, acompáñame, te tengo una sorpresa” tomó mi mano y me llevo al jardín de la parte trasera, en la mesa del jardín estaba un enorme ramo de flores, lo tomó para dármelo, y al momento de estirar mis brazos tomo una de mis manos diciendo: “Marina, Quieres ser mi novia?” Me quedé petrificada, la verdad es que ni se me había ocurrido aún esa posibilidad pero creo que descubrí que en ese momento era lo que más quería, sin pensarlo dije “Si, Si Roberto!” Roberto me tomó de la cintura y me cargó, me dio un enorme beso, me puso otra vez en el suelo y gritó “Tengo novia” mientras saltaba a la alberca que se encontraba a unos pasos, se veía eufórico y muy feliz, “Ven mi niña está riquísima el agua” “la verdad es que no lo pensé y también me aventé llena de alegría, mi primer novio, el chavo más guapo de la universidad y el más atento y tierno, estaba feliz, nos besamos profundamente en la alberca, Roberto no intentó propasarse en ningún momento y sólo me tomaba firme de la cintura, me hacía sentir protegida y que estaba segura con él, después de un rato de besarnos y juguetear me empezó a dar frío, “Estas temblando novia” dijo Roberto, ven vamos a secarnos, salimos de la alberca y me dirigió a su cuarto, puso una gran toalla sobre mis hombros y me arropó con ella tiérnamente, él se quitó la ropa y se empezó a secar mientras permanecía desnudo sin pudor alguno, yo me sonrojé un poco y me volteé mientras me quitaba la ropa mojada por debajo de la toalla, justo cuando terminé sentí que ponía sus manos en mis hombros y pegando su boca a mi oído susurró “Eres hermosa Marina” estaba temblando, pero algo dentro de mi deseaba que continuara, ¿qué podía pasar?, ya era su novia y estos días había sido tierno y muy respetuoso, estaba segura de que Roberto me cuidaba: me hacía sentir increíblemente segura y que no había nada en el mundo más importante que yo. Me fue quitando poco a poco la toalla mientras acariciaba suavemente mis hombros y mis brazos, me volteo hacia él y me besó, me acariciaba con tranquilidad haciéndome sentir increíble, me llevó poco a poco a su cama, cuando llegamos a ella me cargo en sus brazos y me dijo “TE AMO” dándome un beso apasionado, le pedí que fuera cuidadoso y le mencioné que era mi primera vez, le pedí que se pusiera un condón, pero me dijo que como era mi primera vez me irritaría y me dolería más, me dijo que no me preocupara por un embarazo me preguntó que hace cuanto había reglado y le mencioné que hace 6 días, “todavía no eres fértil” la verdad es que no recuerdo la clase de biología donde vimos ese tema, me dijo que no tuviera miedo nada iba a pasar y el estaría siempre junto a mí y así pasó mi primera vez, a veces creo que esa fue la última, fue un momento mágico, en ese instante sentí que era lo más importante para Roberto y definitivamente él lo era para mí.

Permanecimos acostados el uno junto al otro, un claxon nos despertó con su pitido escandaloso afuera de la casa de Roberto, era Berni que estaba afuera, había movido cielo mar y tierra para conseguir la dirección de Roberto, mis padres le habían marcado a las 12:30 al ver que no llegaba a casa, no les había contestado, había estado buscándome desde las 11 porque no le había mandado la ubicación por whats y a partir de esa hora cuando me marcaba entraba a buzón (me aventé a la alberca con todo y celular :S) así que se asustó y fue a recorrer casas y a llamar por teléfono a cuanta persona pudiera conocer a Roberto hasta que nos encontró, Estaba furioso, Roberto abrió la puerta y Berni entró como fiera gritando “Marinaaaa” me puse una bata que encontré en el baño de la habitación de Roberto y bajé, “Qué te pasa Berni?” pregunté un poco enojada, su mirada de desaprobación me incomodó aún más, vístete “Tus papás me están marcando y no les he contestado por que no sabía qué mentirles, en las que me metes honey, vístete y vámonos ya” fui por mi ropa todavía húmeda y le pregunté a Roberto si me podía quedar con la bata “Claro Mi amor”, “Nos vemos pronto” y me dio un beso en la mejilla, “Adiós Novio” Contesté, “Adiós Novia”.

Berni, me llevó a casa de una de nuestras amigas de la prepa para que me prestara ropa seca y no llevarme en bata ni a su casa ni a la de mis padres, todo el camino estuvo enojado y sin hablar, finalmente cuando ya íbamos a mi casa preguntó, “¿Bueno y cómo estuvo?” “Increible” grité emocionada, “ahhhh” gritamos emocionados, “y entonces ya son novios?” “Siiiii, soy la novia de Roberto, el hombre más atento y más guapo de la universidad y del mundo”. Berni se quedó el domingo en mi casa para hacer tarea, no supe nada de Roberto, recordé que nunca le había dado el teléfono de mi casa y pues mi celular quedó inservible tras el chapuzón, estaba segura que como en el primer lunes de clases, lo encontraría al llegar a la escuela, esta vez con un enorme ramo de flores, eso no pasó, no estaba esperando en el estacionamiento y no se apareció por los salones de prepa en toda la mañana, al término de mi segunda clase no pude esperar más y corrí hacia los salones de ingeniería, no lo encontré, así que me regresé a mis salones, recordé que a las 4 tenía entrenamiento así que estuve ahí a esa hora para verlo entrenar, lo vi salir de los vestidores y correr por la pista hacia el campo, emocionada grité “Robertooo” el solo volteó y se siguió hacia el campo estuve sentada en las gradas todo el entrenamiento, ni un solo ademán o saludo de su parte, lo más humillante fue cuando terminó mientras esperaba afuera de los vestidores, salió con sus amigos bromeando y riéndose, “Roberto” lo llamé, sólo volvió a voltear e hizo un leve ademán de adiós, mientras se alejaba con sus amigos, me quedé petrificada, no sabía que hacer, lo seguí de lejos hasta el estacionamiento y cuando se iba a subir a su camioneta le grité una vez más con la voz entrecortada “Robertooo” esta vez ni una mirada obtuve, prendió la camioneta y se alejó, no me pude contener y empecé a llorar mientras repetía su nombre “Roberto,… Roberto,… qué pasa, Roberto…”. No sé cuánto tiempo  estuve así, sentada en una jardinera, de repente unas luces me iluminaron, era el convertible de Berni, corrí inmediatamente al auto, me solté llorando en los brazos de mi amigo, nos abrazamos fuerte y estuvimos así llorando los dos juntos un largo rato, “honey, sabes que pase lo que pase siempre vas a contar conmigo, ya me tocará a mi sufrir y tú me consolaras, te quiero amiga, te quiero mucho” dijo Berni mientras encendía el auto para llevarme a casa, en cuanto entré subí a mi cuarto y me encerré, no quería ver a mis papas, no sabía que explicarles, tocaron a mi puerta y solo acerté a decirles con la voz lo más controlada que pude que tenía mucha tarea, “tienes que cenar Marina” les dije que ya había cenado con Berni, me sentía destrozada un dolor enorme me recorría partiéndome desde la frente hasta el vientre, y luego se empezaba a multiplicar por cada centímetro de piel que había tocado Roberto hasta que explotaba y me sentía un vaso caído al suelo rompiéndose una y otra vez, una y otra vez esa sensación, y ese dolor, no pude dormir toda la noche, una y otra vez ese inmenso dolor hasta que vi la tenue luz que se colaba por mi ventana, vi el reloj y eran las 6:20 todavía faltaban 10 min para que sonara mi alarma y el gran dolor seguía ahí.

Así siguió todo el semestre, me sentía profundamente engañada, sentí que no valía nada que había sido un juguete, lo peor empezó un par de semanas después, con un poco de cansancio, ganas de vomitar y un asco terrible, lo atribuía a mi tristeza generalizada, pero algo estaba pasando dentro de mí, un mes después y la angustia de no tener mi periodo, me concentré en mis clases, las tareas y los entrenamientos para tratar de no volverme loca, otro mes más y mi periodo no llegaba, Berni estaba desesperado, decía que ya no era la misma y trataba de animarme y llamar mi atención, no dejaba de insistir en invitarme a fiestas y a eventos que yo rechazaba, se aparecía en mi casa con cualquier pretexto y a veces aceptaba salir para no preocupar a mis papás pero decía que ya no era divertida, llegó el final de semestre y no pude más, antes de empezar los exámenes exploté con Berni “Wey, van dos periodos que no me baja, está por llegarme el tercero, no sé qué hacer amigo”, “Wey no mames, voy a ser tío” la voz de Berni era algo confusa, parecía asustado tratando de fingir para darme ánimos, “ya le dijiste a ese cabrón?” preguntó Berni, “Lo he intentado varias veces, pero ni siquiera me deja acercarme, cuando he ido a su salón se va, o en el estacionamiento huye, lo más que he logrado es en los vestidores, que me dijo que tenía prisa y que luego me buscaba, lo he visto algunas veces con chicas y me dan ganas de gritarle y golpearlo, todavía no me he hecho ninguna prueba, pensé que si no lo hacía entonces no estaría embarazada, no sé qué hacer Berni”, “Pues hoy en mi casa, wey sin excusas” dijo Berni, le pedí que mejor esperáramos a que terminaran los exámenes, de todos modos iba a seguir embarazada, nos reímos, creo que fue la primera risa que tenía en todo el semestre.   

La semana de exámenes pasó muy rápida, estuve concentradísima en estudiar y en los entrenamientos, no quería pensar en nada más, llegó el viernes con el examen de química el más difícil de todos, Berni y yo estudiamos toda la noche, el examen parecía de titulación, 1 hora de examen escrito y luego esperar para el examen oral, era un Nazi ese maestro, por fin llegué a casa a las 7pm después de entregar las últimas tareas de proyectos finales y el último entrenamiento del semestre y de repente me invadió una sensación de vacío, el dolor que había estado adormecido volvió con todas sus fuerzas, una ansiedad y una angustia terrible se apoderaron de mí, quería gritar, llorar, golpear la cama, romper todas mis cosas, quería ir a casa de Roberto y romper los cristales, aventar todos los finísimos muebles de su casa a la alberca, quería encontrarlo y golpearlo, de repente no me reconocí y me sentí profundamente asustada, recordé mi periodo y sentí que no podía estar embarazada, no debía estar embarazada, no creía estar embarazada, estaba como loca, solo acerté a ir al cuarto de mis padres y sacar una pastilla de dormir del cajón de mi madre, me tomé una y sentí que no me hacía efecto, solo habían pasado 10 minutos pero yo sentía que habían sido horas, quería escapar, no sé a dónde, creo que quería escapar de mí, a donde fuera, a donde pudiera dejar de sentir, tomé otra cápsula y tras unos minutos otra, y otra, perdí la cuenta en la quinta pastilla, y luego lo conseguí… ya no recordé, ya no sentí.

Berni llegó a las 10.00pm a mi casa, iríamos a la fiesta de fin de cursos, Mis padres habían ido a un compromiso, mis hermanas estaban en casa de una tía, en una pijamada con mis primas, me marcó infinitas veces, y desesperado saltó la reja, entró por la puerta de la cocina que sabía que siempre estaba abierta y corrió a mi cuarto, a las 10:50 ya estaba una ambulancia afuera de mi casa y el equipo de rescate en mi cuarto dándome los primeros auxilios, no recuerdo nada de eso, pero me mencionaron que tenía el pulso muy bajo, no sabían bien a bien que podría haberme pasado y me llevaron así al hospital, mis padres iban en camino para allá, Berni iba en la ambulancia cuando recordó que siempre nos burlábamos que para llegar tarde les daríamos una pastilla de las que escondía mi madre en su cajón a mis padres y a los suyos, les dijo eso a los rescatistas y en el hospital ya me estaban esperando para hacerme un lavado estomacal.

Recuerdo la luz del domingo, una luz tenue que entraba por un pequeño espacio entre la persiana y la ventana del cuarto, como iba abriendo los ojos poco a poco con esa luz y una necesidad inmensa me hizo llamar a mi madre, “mamá?” mi madre corrió hacia mi cama a abrazarme, se abalanzó hacía mí llorando, “Mi vida”, “Mi niña hermosa”, Mi padre también en lágrimas se unió al abrazo, Berni nos veía también bañado en llanto, no se había despegado de mi habitación desde el viernes, de verdad que no podría tener mejor hermano en la vida. El abrazo de mis padres y la presencia de Berni me dio una claridad tan serena como la luz de la ventana, me sentí liberada de mi misma, liberada del dolor profundo que me había causado yo misma por haber confiado tan rápido en Roberto, por haber sentido tan rápido eso tan grande, me sentí ligera y sobre todo me volví a sentir amada, inmensamente amada, me dejé caer agradecida y protegida en los brazos de mis padres con un llanto que salía sin parar, y con él se estaba yendo mi dolor, poco a poco se fue calmando y fue el turno de Berni, mientras me abrazaba me decía “Stupid, me asustaste, pensé que me quedaría sin mi honey” nos reímos entre lágrimas, de repente una sensación extraña me atrapó, recordé las palabras de Berni “Wey no mames, voy a ser tío”, un acto reflejo me llevó las manos hacía el vientre, fue la primera vez que lo mencioné “¿Mi bebé”? ¿cómo está mi bebé?”, Mi madre se acercó y me tomo la mano, Berni sostenía la otra, “Tu bebé, no estará con nosotros, tuvieron que acerté un legrado” dijo mi madre con voz entrecortada, “hay otra cosa que debes saber mi niña”, mi madre no pudo contenerse y soltó el llanto, mi padre tampoco pudo hacerlo, mi padres habían confiado a Berni lo que pasaba y él fue quien lo mencionó, “Honey, tienes VIH”, me quedé petrificada, inmóvil, el silencio invadió mi comprensión, mi mente se quedó totalmente en blanco, el llanto de mis padres se perdió en mi cabeza como si estuviera a kilómetros de distancia, la imagen de Berni se empezó a desvanecer, totalmente en blanco, totalmente inmóvil, flotando en el espacio, sola, sin nada, sin nadie. Y empezó a retumbar en mi corazón, VIH, VIH, VIH una y otra vez y VIH se tornó en la palabra SIDA, SIDA, SIDA. “¿Tengo sida?” pregunté saliendo del estupor, Berni empezó a decir una gran cantidad de palabras que no entendía “No Honey,  el SIDA es una enfermedad que aparece si no te cuidas, afortunadamente te han detectado a tiempo y no tendrás que sufrir, sólo te vas a tener que cuidar mucho, y tomar tratamiento y bla, bla, bla… la verborrea de Berni se volvió a tornar lejana y otra vez sólo retumbaba en mi mente la palabra SIDA, SIDA, SIDA, tengo SIDA, SIDA,…

Llegó el 2do semestre, las Vacaciones habían sido un cambio radical en mi vida, nunca había estado tanto tiempo entre doctores y haciendo análisis de sangre y visitando la clínica del Capasits, investigando que eran CD4, Carga Viral, EST’s, formas de contagio, Antirretrovirales, enfermedades oportunistas, me había aferrado a una idea, vivir al máximo y no dejar que esta estúpida enfermedad me destruyera, necesitaba concentrarme en vencer a este maldito virus, no podía dejar que un solo segundo pudiera entrar la angustia, sentía que si dejaba una pequeña rendija para ella, me iba a carcomer y no podría vivir con el miedo de saber que traía una sentencia de muerte en mis venas, Berni me acompañaba en cada momento y aprendió tantas o más cosas que yo, nos hicimos voluntarios de la clínica del Capasits y cuando empezaran las clases iríamos a las escuelas a repartir folletos (por nuestra edad no nos dejarían repartir condones). Sólo había un pensamiento que de repente me era inevitable controlar, tenía un miedo terrible a regresar a la escuela, tenía un miedo terrible de encontrarme a Roberto, tenía un miedo inmenso de mi misma y de qué podría hacer al encontrarlo, no sé si me pondría a llorar, si trataría de golpearlo, si le rompería los faros y los vidrios a su camioneta si me la encontraba en el estacionamiento, de repente me atacaba la idea de enviar un correo masivo a todos los alumnos de la universidad contando la historia que tuvimos y lo que me pasó por estar con él.

Otra vez otro inicio de clases sin poder dormir antes del primer día, la ansiedad se apoderó de mí y tuve una noche terrible, me angustiaba la reacción de mis compañeros, “¿se habrán enterado de lo que pasó?” “¿Me seguirían aceptando en el equipo?” “¿Le tendría que avisar al coach y a mis maestros de mi situación?” “¿Podré con el esfuerzo físico de estar en el equipo y tener buenas calificaciones?”, muchas dudas pesaban sobre mí, pero en el fondo mi temor más grande era la presencia de Roberto, no sé cómo fue que pude lidiar con su existencia en la escuela después de que jugó conmigo, el campus era grande pero inevitablemente lo llegaba a ver, no sé cómo podría verlo ahora, nunca, nunca, nunca había odiado a nadie y no es un sentimiento que quiero conmigo, nunca había sentido esta rabia provocada por una persona escarbándose y afectando cada poro de mi piel. Afortunadamente no me lo encontré ese día ni durante toda la semana, el viernes Berni pasó por mí al entrenamiento, para llevarme a casa, sabía que tenía algo que decirme porque había estado callado y de repente asestó “Roberto está en el hospital, parece que tiene una neumonía muy fuerte, creo que está grave” Una angustia y un enojo diferentes se aparecieron de pronto, ¿Podría enfermar yo así?, ¿había estado tan cerca de la muerte y no lo había visto?, ¿Cómo pude dejarme llevar tan fácilmente? ¿Por qué todavía no me dan tratamiento los doctores?, ¿Van a esperar a que yo enferme así de grave?, ¿Cómo se estará sintiendo Roberto?, ¿Por qué no se cuidó?, ¿Por qué no me cuidó?, ¿Terminar así a los 22 años una vida que parecía tan perfecta?, ¿terminar así yo a los 16 cuando lo único que quiero es vivir a tope, con tanto qué disfrutar, con tanto qué lograr, con tanto qué compartir?.

El sábado a medio día Berni llegó a mi casa, “Roberto lleva internado 3 semanas, al parecer llegó por diarreas y resulta que también traía principios de neumonía, sus padres lo quieren llevar a un hospital en otra ciudad y no dejan que nadie lo visite, de todos modos por ahora no puede recibir a nadie”, “¿Pero si la última vez que lo vi, creo que fue en la semana de exámenes, me parecía que se veía más musculoso que siempre? ¿Por qué decayó tan rápido? Berni tengo miedo, mucho miedo” “Honey, no te preocupes, seguramente llevaba mucho tiempo con esto y no se había atendido, a ti te detectaron a tiempo y vas a estar en constante revisión, tus papás y yo estaremos siempre al pendiente de que estés bien, también supe que se había inyectado esteroides, de hecho eso es lo que están diciendo en la escuela que se enfermó por que se inyectaba, creo que sus papas fueron los que dijeron eso, y parece que hasta quieren demandar a la escuela, pobre Roberto”.

Sus padres mandaron a Roberto a vivir a otra ciudad, estuvo entrando y saliendo del hospital, parece que nunca aceptó su situación y se rehusaba a tomar medicamentos, No sé cómo hacía Berni pero se enteraba y me ponía al tanto de su situación, alguna vez pensé en verlo, pero no estaba segura de para qué, finalmente el destino hizo que fuera a esa ciudad a estudiar la carrera y mis actividades voluntarias me llevaron al hospital donde “vivió” por última vez Roberto, me topé con él de forma inesperada, a mí me tocaba recibir a los pacientes del programa Capacits y apuntar sus datos para la consulta, no lo reconocí, estaba convertido en un saco de huesos y caminaba con bastón, su tía lo llevaba a fuerza a la consulta, al ver su nombre apuntado mi corazón empezó a palpitar con fuerza, tomé sus datos en forma temblorosa y me alejé, pero de repente un impulso muy fuerte movió mi cuerpo y me llevó otra vez a él, estaba sentado, respiraba con dificultad, me vio acercarme y volteó la cara, llegué frente a Roberto, me puse en cuclillas y tomé sus manos, las besé y le dije que pronto iba a estar bien, Roberto falleció 2 meses después.

Hace un par de años terminé la carrera, Licenciatura en Psicología, estoy estudiando un diplomado en sexualidad, no sé qué me depare el destino, no he podido tener novio, pero Berni se ha encargado de tener muchos por mí, no es que me niegue a tener uno y ya no siento dolor por lo que pasó con Roberto, quizá me da pánico enfrentar el hecho de tener VIH y que mi posible novio no, trabajando en el Capasits me he dado cuenta de lo difícil que puede ser esta enfermedad, pero también he visto que a muchos pacientes les va “Bien” para ellos ha sido un Renacimiento, tomar las riendas de su vida y crecer, Para mí fue un doloroso incidente, pero me prometí que esto no me iba a detener, estoy planeando un viaje a Europa y muchas cosas más, sé que por ahí escondida está la angustia de enfermar pero no dejo que ocupe más de un segundo en mi mente y en mi vida, no tengo sueños rosas, pero tengo sueños reales y los he conseguido poco a poco y espero seguir mucho tiempo aquí consiguiendo más.

viernes, 25 de octubre de 2013

Todo va estar bien II (¿El héroe?)

“Todo va a estar bien”, te dije con una seguridad que me sorprendió mientras te abrazaba. Te soltaste al fin por completo sobre mí y una tranquilidad invadió mi desconcertado ser fortaleciendo ese aplomo que había salido a primer instinto. “Todo va estar bien” repetí una y otra vez y cada vez lo creía más, sintiendo como por fin te dejabas ir por completo en mi, sólo acertaba a estremecerme cuando colocaste tu cabeza en mi hombro, Me olvidé de todo en se momento y sólo quería estar así por siempre, tu así sin defensas por fin creyendo en mí, yo en mi eterno e inconsciente optimismo, los dos en este abrazo de profundo y sencillo amor.
Los dos sabíamos nuestro pasado, parte del cual habíamos compartido intensamente los últimos dos años, un huracán de fiestas con fines de semana interminables, intercambio de cuerpos sin nombre que usábamos cómplices para placer mutuo, un desenfreno de substancias químicas y naturales para desbordar nuestros sentidos, absortos en este hedonismo puro el cual compartimos desde el primer momento. Yo sabía que te amaba desde la primera vez que te vi, me impactaba tu inteligencia y tu tomarte todo tan en serio y al mismo tiempo esa sensación embriagante de no poder esperar nada de ti, de llevar todo al borde, de estar en el límite de todo, siempre con tanta pasión. No estaba seguro de que tu lo sintieras, pero yo sabía que era amor y que nadie más podía llenar cada momento de mi vida con tantas cosas fascinantes, a veces sentía que estábamos cruzando peligrosamente un pantano pero tu pasión y mi optimismo me hacían pensar que siempre llegaríamos a buen puerto, yo sabía que tu arrogancia y sentido de autosuficiencia te hacían poner una barrera, nunca decías “Te quiero” y yo me guardaba para mi las ganas de gritarlo, pero tus llamadas para despertarme para ir al trabajo, tus visitas inesperadas en mi depa con cualquier pretexto, tu de repente soltarme un beso a mitad de la calle me decían lo importante que yo era para ti, lo veía en tus ojos y en tu sonrisa cuando me veías y lo sentía cuando estábamos solos y sobrios besándonos de una forma que sentía que querías entrar dentro de mi y quedarte ahí. A veces me dabas un poco de miedo pero no podía apartarte de mí, muchas veces quise parar este frenesí de cuerpos y substancias que hacías ver de lo más normal, pero no sin ti, finalmente yo también disfrutaba la belleza y el placer y me volví adicto a la sensación de peligro, sabía que no quería esto que vivíamos para el futuro, pero sabía que si te quería a ti en él, nunca hablamos de algo entre nosotros pero sabía que no podías estar sin mi así como yo sin ti, una locura indescriptible llenaba cada momento que vivíamos y ya no podía imaginarme sin hacer la vida contigo.
 
Tanto exceso tenía que dejar huella en tu cuerpo, yo empecé a conocer este mundo de luces nocturnas y excesos constantes contigo, no es que haya sido una blanca paloma pero en mi pueblo no había tantas opciones, tu ya llevabas un largo historial de fiestas y nombres en tu lista antes y durante nuestra historia, recuerdo haberte sentido algo raro esos dos últimos meses, la energía en el gimnasio te había bajado considerablemente, me decías que era normal cuando se terminaba un ciclo de roids pero yo me había puesto el mismo ciclo y seguía metiéndole durísimo, recuerdo ese fin que no salimos por que me quería dar gripa y para el martes tu estabas tumbado en cama con unas fiebres altísimas, me pediste que me quedara contigo, recuerdo tus noches de pesadillas aferrado apretando mi brazo y entre sueños decías “quédate, no me dejes”, a partir de esos días prácticamente viví contigo, se me hacía raro que me pidieras que me quedara esa noche, todos los días me lo pediste y yo encantado de estar contigo, después vinieron las mañanas de diarrea inexplicable durante un par de semanas, te esforzabas por tratar de seguir comiendo todo lo de la dieta y como no faltabas al gym aunque a mitad de rutina te sentías rendido, no entendía bien qué pasaba pero intuía que algo no estaba bien, otra vez mi, a veces tonto, optimismo y tu arrogante empeño en mantener esa imagen de perfección, mi fascinación por que todos los días me pidieras que me quedara contigo, mis ganas de amarte y de sentirte todo mío me impedían cuestionarte y tomar cartas en el asunto.
Así llegó el día de la Fiesta Blanca, estaba muy emocionado, no sé por que había dejado pasar tanto tiempo y tantas cosas para pedirte esto que quería desde el primer momento que te vi, recuerdo que hace dos años notaste mi existencia justo aquí en esta misma fiesta, yo ya te había visto un par de veces antes quedando maravillado por tu belleza y arrogancia y a partir de tu “hola” acompañado de una gran sonrisa quedé fundido, tu mirada se conectó con la mía, te acercaste y platicamos un par de tonterías y de la nada me besaste y esa noche no tuvimos ojos para nadie más, bailamos abrazados, yo me sentía tan cómodo con el calor que despedía tu cuerpo, tu no despegabas tu nariz de mi cuello haciéndome estremecer al sentir tu aliento, parecía que nuestros cuerpos amoldaban perfectamente, terminamos esa noche a las 3 de la tarde del día siguiente exhaustos, tomaste mi mano para salir del after y yo te seguí sin hacer ninguna pregunta, tu casa estaba cerca y caminamos hasta ella sin decir una palabra, así agarrados fuertemente de la mano, nadie me había sujetado tan fuerte y menos me había llevado caminando así por las calles del centro de la ciudad, creo que la gente nos veía no sé si por nuestro aspecto desvelado o por ir de la mano pero yo sólo te contemplaba bajo la intensidad del medio día, tu palidez del desvelo brillaba con el sol del verano quitándote el halo de arrogancia, develando un vulnerable y hermosísimo tu y de la nada esa felicidad inexplicable que siento cada que estoy contigo.
Lo tenía todo preparado, esas semanas que prácticamente había vivido contigo me dieron el valor de lanzarme al gran momento, por fin te diría tal cual: “Te Amo” y pedirte que viviéramos juntos, hasta compré un anillo sencillo con mis ahorros y aunque no podía darme los lujos que tu te dabas no tenía duda que te merecías eso y más, mi emoción no me permitía ver lo desgastado que estabas o más bien trataba de desviar mi atención de tu estado que me aterraba, no es que estuvieras del todo mal, pero sentía que algo extraño estaba pasando y no quería atreverme a hacerte preguntas ni siquiera hacérmelas a mi mismo, creo que en el fondo sabía la respuesta y sabía que podía estar pronto como tu, obvio no quería que estuvieras así, pero creía que si no pensaba en ello y si deseaba con todas mis fuerzas que mis cuidados te hicieran sentir mejor, eso que me aterraba iba a desaparecer. La noche de la fiesta blanca no tenías muchas ganas de salir, la verdad es que no habías querido salir los últimos fines de semana, ya no te habías sentido mal pero me dijiste que estabas cansado, siempre te emocionaba mucho esta fiesta era el evento del año: 24 horas de beats y luces intensas, el culmen del desenfreno, un mar de cuerpos sudorosos vestidos de blanco, que conforme subía el calor de la noche se iban despojando de camisas para mostrar el triunfo de la vanidad, la mayor concentración de músculos y esteroides por metro cuadrado del país y sí, también un flujo interminable de substancias químicas y naturales, prohibidas claro, para los gustos y ánimos de cualquier junkie, la verdad es que para mi la fiesta era lo de menos, te pedí que nos quedáramos en casa pero me dijiste: “estoy un poco cansado, pero no importa, una tacha y me aliviano”.
Ya en la fiesta te vi más relajado no dejabas de verme y por primera vez no buscabas otros cuerpos para compartir, yo no paraba de hablar estaba nerviosísimo, tu mirada fija me ponía aún más nervioso pero al mismo tiempo me hacía sentir único y me daba fuerza para hacerlo, te lleve al centro de la pista, ahí donde nos habíamos visto la primera vez, te regrese la mirada y me quedé viéndote un poco más delgado, un poco más pálido pero inmensamente hermoso, creo que aún más que la primera vez que te vi, tomé tu mano con la mía y con la otra busque en mi pantalón tu anillo, lo puse en tu dedo y acercándome a tu oído te pedí que viviéramos juntos, dijiste que sí, te abracé muy fuerte, más fuerte que nunca y sentí tus brazos rodeándome, tu cuerpo ardía y hacía mi corazón arder y entonces sentí que te dejabas caer sobre mi, sentí tu respiración agitada en mi cuello y te sentía cada vez más pesado, te habías dejado caer por completo en mí, te sujete aún más fuerte para que no te cayeras, las luces y la música dejaron de tener sentido y solo escuchaba tu respiración y tu nombre que salía de mi boca, no recibía respuesta alguna y un gran vacío invadió mi estómago, te saqué de la pista así abrazándote y arrastrando tus pies, al salir de la pista te cargué en brazos y corrí al auto, algunos amigos nos siguieron pero la verdad es que no reparé en nada, sabía que algo estaba pasando y que tenía que actuar, te acomodé en el asiento y encendí el auto, manejé rapidísimo, la ciudad a esas horas vacías y mi pie en el acelerador me permitieron llegar al hospital en 5 minutos…
Despertaste cuatro días después en terapia intensiva, había estado pegado a esa ventana viéndote, yo sabía que ibas salir de esto y cuando te vi abrir los ojos no pude más que sonreír y gritarte emocionado “todo va estar bien”. Quería buscar a las enfermeras o algún doctor, pero no podía despegarme de ti, vi que también me sonreíste y me derretí, quería romper la ventana y darte un beso eterno, después de un par de horas una enfermera se apiadó de mi y me dejó entrar, te di un beso en la frente tratándote de hacer sentir todo el amor del mundo. Ese mismo día te pasaron a piso y otros cuatro días después te dieron de alta, Yo estaba emocionadísimo iba a vivir contigo y con tu mamá que nos iba ayudar a cuidarte, tus papas se habían hecho en estos largos días mis mejores amigos contándome tantas cosas de ti, te veías algo débil pero contento, te traje tu sweater rojo y tus jeans favoritos, te ayude a vestir y a peinarte mientras te decía tonterías para hacerte reír, el doctor nos esperaba en su consultorio antes de darte de alta, te lleve en la silla de ruedas haciendo ruidos de motor rebasando enfermeras y doctores por los pasillos, llegamos con el doctor que nos estaba esperando en la puerta con un rostro muy serio me dijo: “espérenos afuera”, y tu dijiste que no importaba, y por primera vez me atreví a decir “Soy su novio” tomaste mi mano y me hiciste pasar conmigo, el doctor hizo una mueca de resignación, y empezó:
"Tu situación es digamos grave, pero puedes salir de ella, el golpe de calor que te hizo perder la conciencia fue por las drogas pero se vio agravado por una infección en tus ganglios linfáticos y en tus pulmones que no sé por qué no habían mostrado síntomas antes, te hemos hecho varios análisis y pues aquí están lo resultados”
Extendió tres sobres y los fuiste abriendo, Pude ver como se descomponía tu rostro enflaqueciéndose y tus ojos vidriándose con lágrimas contenidas al leer el primero de ellos, me pasaste la hoja, y la leí con calma, otra vez sentí el gran hueco en el estómago que sentí cuando te desvaneciste sobre mi, pero al mismo tiempo sentí algo inmenso en mi pecho y de mi boca salió: “Todo va estar bien” mientras ponía mi mano en tu hombro, el doctor te pidió los sobres y mencionó:
 “Tu cuadro infeccioso nos parecía algo raro, por los ganglios sumamente inflamados decidimos hacerte una prueba con el consentimiento de tus padres (nos esperaban afuera para llevarnos a casa) La prueba Elisa salió Reactiva, lo mismo la prueba de confirmación (Blood Western), eres VIH Positivo, te hicimos otras pruebas para ver en que estado te encuentras”, ambos estábamos pasmados, no entendía bien lo que decía: “Tus células CD4 salieron en 279, tu Carga Viral es de 95 mil copias, debes ir a un CAPACITS cuanto antes para que te digan que tratamiento llevar, te voy a pasar los datos de una Doctora Amiga mía, ella te pude ayudar, y usted joven creo que también es necesario que se haga una prueba, aunque se sienta bien puede usted ser portador”
El hueco en el estómago se amplió, el pánico estaba a punto de inundarme cuando escuche tu llanto y tu voz diciendo: “no, tu no” lleno de tristeza : “no, tu no”, tu voz paró en seco mi miedo, de repente otra vez el fuego en mi pecho y de mi boca un: “Todo va a estar bien”, te abracé tratando de hacerte sentir esa certeza. “Todo va a estar bien”, te dije con una seguridad que me sorprendió mientras te abrazaba. Te soltaste al fin por completo sobre mí y una tranquilidad invadió mi desconcertado ser fortaleciendo ese aplomo que había salido a primer instinto. “Todo va estar bien” repetí una y otra vez y cada vez lo creía más, sintiendo como por fin te dejabas ir por completo en mi, sólo acertaba a estremecerme cuando colocaste tu cabeza en mi hombro, Me olvidé de todo en se momento y sólo quería estar así por siempre, tu así sin defensas por fin creyendo en mí, yo en mi eterno e inconsciente optimismo, los dos en este abrazo de profundo y sencillo amor.
Dos pruebas Elisa y una más tres meses después con el mismo resultado “No Reactivo”, estaba libre del virus, “Todo va estar bien” es la idea que me invadía, no se a bien que significaba, no es que pensarlo nos librara de contagiarme, no es que te librara de enfermar, “Todo va a estar bien” se transformó en “Todo está bien”, no sé si aun no comprendo lo grave de esta enfermedad pero “Todo está bien” porque estoy contigo, acompañándote en tus miedos y en tu mal momento, cuidándote y cuidándome día y noche, dándote ánimos para que recuperes tu ánimo arrogante, sé que no te vas a dejar caer, sé que voy a estar contigo cuando otra vez estés de pie. Todo está bien y tu en mis brazos, durante dos años nunca hablamos de tu y yo ser algo, sólo lo fuimos, viviendo desquiciadamente pudimos encontrar esta paz que sólo tú y yo sabemos entender, No sé si estoy loco por quedarme aquí, pero finalmente entendí que no quiero hacer otra cosa en mi vida más que amarte, no sé si yo podría estar en tu lugar, no sé que pasaría si las cosas fueran al revés y sabes no me importa, no sé si tengo plena consciencia de lo que esto significa ahora y lo que puede significar mañana, parece que tampoco la tienes tu, pero estamos aquí los dos compartiendo nuestra vida y nuestro momento, no me imagino mi vida sin ti y aquí estamos disfrutando “Todo va a estar bien” “Todo está bien.
                                                                                             
I finally realized I need to love, I need to love you.
 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

El Héroe (Todo va a estar bien)


“Todo va a estar bien”, dijiste con tu tono de voz lleno de seguridad mientras me abrazabas, una tranquilidad invadió mi desmoronado ser que se recomponía entre tus cálidos brazos. “Todo va estar bien” repetías pausadamente con tu tono tierno, más tierno que nunca, sólo acertaba a estremecerme con tu aliento en mi oído; lograste que dejara de importarme el mañana y sólo quería estar así por siempre, yo consciente de mi fragilidad, tu en tu tranquila fortaleza de serenidad y fe, los dos en este abrazo de profundo y sencillo amor.

Los dos sabíamos nuestro pasado, parte del cual habíamos compartido intensamente los últimos dos años, un huracán de fiestas con fines de semana interminables, intercambio de cuerpos sin nombre que usábamos cómplices para placer mutuo, un desenfreno de substancias químicas y naturales para desbordar nuestros sentidos, absortos en este hedonismo puro el cual compartimos desde el primer momento, no sabía si era amor, pero sabía que a primera vista había surgido algo entre tus ojos y los míos que no podía explicar, todo parecía fluir naturalmente, el frenesí incontrolable nos parecía de lo más normal, perseguíamos incansables un ideal de belleza y placer llevando nuestros cuerpos al límite de cualquier sensación con la seguridad de que siempre estabas tu ahí, con la seguridad de que siempre estaba yo ahí, nunca lo hablamos pero sabíamos que nos teníamos, nunca dijimos somos esto, pero sabíamos que éramos algo increíble, no podíamos explicarnos como había surgido pero era una magia indescriptible cuando estábamos juntos.

Tanto exceso tenía que dejar huella en nuestros cuerpos, recuerdo haberme sentido algo raro estos dos últimos meses, la energía en el gimnasio había bajado considerablemente, lo atribuía a haber terminado el ciclo de roids sin embargo tu seguías muy campante levantando pesos que yo ya no podía, ni siquiera concluía bien la rutina, luego ese resfriado ligero tuyo que me contagiaste convirtiéndose en mí en una gripa que me tumbó en cama 3 días con fiebres alucinantes, después vino esa semana de diarreas matutinas inexplicables, como había cambiado de dieta pensé se debían a la leche entera que agregué para mantener mi peso, también había perdido el apetito y me obligaba a comer, no iba dejar que el esfuerzo del gym se viniera abajo desinflando mis piernas y hombros que tanto te gustaban.

Así llegó el día de la Fiesta Blanca, no tenía muchas ganas de salir, la verdad es que un ligero dolor de cabeza me hacía preferir quedarme en casa a ver películas, pero la habíamos esperado ansiosos, era el evento del año y no hacías más que hablar del tema, 24 horas de beats y luces intensas, el culmen del desenfreno, un mar de cuerpos sudorosos vestidos de blanco, que conforme subía el calor de la noche se iban despojando de camisas para mostrar el triunfo de la vanidad, la mayor concentración de músculos y esteroides por metro cuadrado del país y sí, también un flujo interminable de substancias químicas y naturales, prohibidas claro, para los gustos y ánimos de cualquier junkie, de los cuales tú y yo éramos de los más intensos. Lograste ver mi desánimo, pero te dije: “no importa, una tacha y me aliviano”, ofreciste no salir, pero habíamos planeado y gastado mucho dinero en esta fiesta, ahora reparo que era para recaudar fondos para un albergue de enfermos de Sida, la verdad en los 5 años que había ido nunca me había importado, ni siquiera sabía el nombre de la asociación, sólo me importaba estar en el centro de la pista y ser el blanco de miradas lascivas, sólo me importaba percibir el olor del deseo extrapolado por las drogas y bailar, bailar, bailar...

Recuerdo que hace dos años nos conocimos ahí, en esa misma pista, terminamos esa noche como a las tres de la tarde del día siguiente, exhaustos tomamos el camino a mi casa y sólo acertamos a llegar a dormir, nunca fue tan increíble el trivial hecho de dormir, tu cabeza en mi pecho y tus anchos brazos en mi cintura, y por primera vez ese estado de perfección que me haces sentir, esa misma fiesta donde empezó nuestra historia, ahora fue punto de quiebra entre tu y yo. Las drogas me dieron una sensación de ligereza borrando el dolor de cabeza, estaba un poco "ido" pero me parecía normal, tu no parabas de hablar con un nerviosismo incontenible, raro en ti; me llevaste al centro de la pista y de repente me viste muy fijamente a los ojos, tomaste mi mano y de tu bolsillo sacaste un anillo, lo pusiste en mi dedo y dijiste acercándote a mi oído: “quiero que vivamos juntos”, no sabía si había entendido bien, pero las piernas se me doblaron, te abracé mas fuerte que nunca y te dije sí y en ese abrazo poco a poco fui perdiendo la consciencia, las luces de estrobos y lásers empezaron a fundirse convirtiéndose en una sola muy intensa, tu voz a lo lejos llamándome acompañada de murmullos y de repente nada, sólo el aire tibio martilleando en mi torso desnudo, y esa intensa luz…

Desperté cuatro días después en terapia intensiva, lo primero que vi fue tu rostro sereno a través de la ventana y leyendo en tus labios esa primera vez que decías: “todo va estar bien” tu sonrisa como siempre lo iluminaba todo, parece que en esos cuatro días te habías dedicado a conquistar a las enfermeras que me hablaban como si me conocieran de siempre: “No se le han despegado un minuto joven, se ve que lo adoran” me decían una tras otra, una de ellas te dejó entrar de contrabando a que me dieras un beso, lo cual hiciste tan dulce en la mejilla, siempre había estado expuesto a tu lujurioso ímpetu y ahora veía un hermosísimo y tierno tu. Mi madre te adoraba más que nunca viéndote siempre ahí con palabras de consuelo para ella y un fuerte apretón de manos para el serio de mi padre. Ese mismo día me pasaron a piso y otros cuatro días después me dieron de alta, me sentía muy débil y mi imagen en el espejo me lo confirmaba, había bajado un poco la presión en el pecho al respirar, pero una extraña palidez me había invadido borrando mi bronceado de cama uv  y las ojeras se encajaban en mi rostro enflaquecido, siempre perdía uno o dos kilos en esas noches de 24 horas, pero ahora le calculaba al menos unos 5, el doctor nos esperaba en su consultorio antes de darme de alta, me llevaste en la silla de ruedas haciendo ruidos de motor rebasando enfermeras y doctores por los pasillos, llegamos con el doctor que nos estaba esperando en la puerta con un rostro muy serio diciéndote: “espérenos afuera”, le dije que no importaba, completaste con un “Soy su novio” (¡NUNCA lo habías dicho!), tomé tu mano y te hice pasar conmigo, el doctor hizo una mueca de resignación, y empezó:

“Tu situación es digamos grave, pero puedes salir de ella, el golpe de calor que te hizo perder la conciencia fue por las drogas pero se vio agravado por una infección en tus ganglios linfáticos y en tus pulmones que no sé por qué no habían mostrado síntomas antes, te hemos hecho varios análisis y pues aquí están lo resultados”

Me extendió tres sobres los cuales abrí sin saber que me esperaba, El primero era una prueba Elisa que decía Reactivo, quedé mudo, no estaba seguro de lo que significaba pero recordaba alguna conexión entre Elisa y SIDA, apenas pude pasarte la hoja, la leíste con calma, siempre me había parecido que te tomabas todo a la ligera y lo comprobaba una vez más, a veces me caía gordo eso de ti, pero en este momento se volvía una virtud, volviste a decir “Todo va estar bien” mientras ponías tu mano en mi hombro, el doctor te pidió los sobres y mencionó:

“Tu cuadro infeccioso nos parecía algo raro, por los ganglios sumamente inflamados decidimos hacerte una prueba con el consentimiento de tus padres (nos esperaban afuera para llevarnos a casa) La prueba Elisa salió Reactiva, lo mismo la prueba de confirmación (Blood Western), eres VIH Positivo, te hicimos otras pruebas para ver en que estado te encuentras”, yo estaba pasmado, no entendía bien lo que decía: “Tus células CD4 salieron en 279, tu Carga Viral es de 95 mil copias, debes ir a un CAPACITS cuanto antes para que te digan que tratamiento llevar, te voy a pasar los datos de una Doctora Amiga mía, ella te pude ayudar, y usted joven creo que también es necesario que se haga una prueba, aunque se sienta bien puede usted ser portador”

En cuanto se empezó a referir a ti se soltó el borbotón de llanto con un “no, tu no” lleno de tristeza, la perspectiva de que tu enfermaras y más el que fuera mi culpa terminó de romperme,  fue entonces que me abrazaste “Todo va a estar bien”, dijiste con tu tono de voz lleno de seguridad mientras me abrazabas, una tranquilidad invadió mi desmoronado ser que se recomponía entre tus cálidos brazos. “Todo va estar bien” repetías pausadamente con un tono tierno, más tierno que nunca, sólo acertaba a estremecerme con tu aliento en mi oído; lograste que dejara de importarme el mañana y sólo quería estar así por siempre, yo consciente de mi fragilidad, tu en tu tranquila fortaleza de serenidad y fe, los dos en este abrazo de profundo y sencillo amor.

Afortunadamente saliste “No reactivo” dos pruebas Elisa y una más tres meses después con el mismo resultado. Para mi Efavirenz por la mañana y por la noche. Tu infinita paciencia me hizo más llevadero el pánico que me envolvió en estos primeros meses, no sé que pasará mañana, pero espero que esta noche me vuelvas a decir “Todo va estar bien”, como lo has hecho cada noche desde ese día mientras me abrazas,  creo que todo está bien, eso siento cada que me acompañas a mis citas. Todo está bien, es lo que siento cada noche y cada mañana cuando me recuerdas “Tu pastilla, amor”. Todo está bien y yo en tus brazos, durante dos años nunca hablamos de tu y yo ser algo, sólo lo fuimos, viviendo desquiciadamente pudimos encontrar esta paz que solo tú y yo sabemos entender, eres mi héroe, no me dejaste caer y aquí estoy yo entendiendo, que todo puede cambiar, que somos resultado de nuestros actos, que una situación difícil se puede tomar para bien, no sé si tengo plena consciencia de lo que esto significa ahora y lo que puede significar mañana, parece que tampoco la tienes tu, pero estamos aquí los dos compartiendo ahora en esta monogamia de la que tampoco habíamos hablado y aquí estamos disfrutando yo de abrazarte y hacerte de comer, tu de cuidarme y decirme todas las noches “Todo va a estar bien”.

Dedicado a esos dos hermosísimos exnovios que quisieron estar conmigo en parte de estos 5 años a pesar de todo y a pesar de mí. Los AMO =).