Después de siete cortos y a la vez largos años esto se
ha vuelto algo tan cotidiano, ya me parece de lo más normal las tomas de sangre
cada seis meses, las consultas mensuales para ir por medicamento acompañadas de
las filas en la farmacia, obsesionarme por tomar una pastillita en punto de
las 10 y media de la mañana y otra a las diez y media de la noche exactas, ni
un minuto más ni un segundo antes. Lavar y desinfectar todos los alimentos se
ha vuelto un acto reflejo, decir no a casi cualquier comida de la calle es un
mantra (ahhh excepto los churritos con salsa, lo siento). Ya le perdí el miedo
a mi perra: dejé tiempo atrás los guantes y tapabocas que usaba para limpiarle
todos los días el patio, ahora la cargo y la beso con profusión; ya no me
acordaba que me daba pánico subirme al bus y agarrarme de los tubos llenos de
gérmenes o el drama del fin del mundo que me provocaban estornudos
insignificantes a mi alrededor, las nauseas de mis primeras citas en el
hospital viendo la sala de espera con tres o cuatro zombis esperando su revisión,
ahora que son mares de gentes que esperamos horas me parece de lo más normal y
dejó de pasarme por la cabeza el que me puedan contagiar de gripes y
salpullidos mortales.
¿Estoy mejor o peor? no lo sé, no estoy un día con el
virus y otro día sin él para comparar, sólo sé que estoy aquí y estoy bien:
puedo trabajar, puedo divertirme, una borrachera de vez en cuando, ir al
gimnasio y a correr; también puedo ligar: puedo decirte guapo sin miedo y ¿sabes?
me lo dicen a mí de vez en cuando, puedo ver lo cachondo que eres y sentir lo sexi
que soy yo, puedo rozar tu mano y verte con mirada perversa mientras paso a tu
lado. Puedo caminar hasta ti e invitarte a bailar y puedo hacerte el amor,…
claro con condón.
Después de tanto tiempo y tantas cosas ya no recuerdo
lo que es vivir sin este virus, pero ahora sé que no es la muerte, que te
puedes morir si no te fijas al cruzar la calle así como si no te fijas con
quien te metes. Una distracción manejando y ahí quedaste, que tanto a ti como a
mí nos puede matar una infección estomacal desconocida o algún virus o bacteria
resistente, que es más fácil que te de cáncer por tus antecedentes familiares a
que me de a mí q no hay nadie con mi sangre que lo haya sufrido. Sé que la
diabetes o la hepatitis pueden ser más difíciles de llevar que el VIH, que sólo
me tengo que cuidar como me cuidaba mi madre cuando era niño y no olvidar mi
pastillita salvavidas (a veces las combino: un arv + un salvavidas no más por
ridículo).
No es que esté exento de cualquier peligro pero
tampoco lo estás tú con tu prueba Elisa negativa, la muerte nos viene
acompañando desde el primer segundo que salimos del útero, es lo único que
tenemos por seguro, así que ni pienso en ella, sé que está buscando el momento
oportuno para ti y para mí, así que en lo que llega me dedico a disfrutar y
tratar de estar aquí el mayor tiempo posible, gozando de mi cuerpo que no es de
revista pero a mi me parece bello, gozando de verte que a mis ojos les resulta
el placer más grande, tratando de atrapar tu mirada una vez más, quizá con las
palabras correctas me besarás, ni tu ni yo somos culpables de esto, y la verdad
es que qué más da, no es para tanto.
No te lo deseo pero si te pasa sabes que contarás
conmigo. No te asustes, No es para tanto, tampoco es tan fácil que te contagie
y si nos cuidamos es practicamente imposible, nuestro amigo de látex será
testigo de nuestro amor, de todos modos siempre lo usas, ¿no? De verdad, no es
para tanto, aparte con mis arv hace mucho tiempo que soy indetectable y espero
mantenerme, así que estoy igual que tu: limpio y saludable, y ya
ves, tengo mejor condición, siempre te gano cuando corremos en el parque, te agitas cuando tienes que subir dos pisos y cuando salimos a las 3 ya te quieres dormir, ni una sola gripe y tu ya llevas dos muy fuertes en este año que te conozco,
creo que te hace más daño a ti el cigarro que a mi el virus, ¿ya ves? no es
para tanto, sabes que aquí estoy, ya no te hagas el difícil y dame un beso.
Que bonito escribes ;)
ResponderEliminar